España, de la preocupación a un impulso anímico previo al Mundial
El triunfo ante Portugal relanza la ilusión rumbo a Catar
Efe
La Selección española pasó con los dos partidos de la última ventana previa al Mundial, de la preocupación que se instalaba por estar alejada de su identidad ante Suiza en La Romareda y durante 70 minutos en Braga frente a Portugal, al impulso anímico que aportaron los veinte minutos finales, el reencuentro con el estilo que abandera Luis Enrique Martínez y un triunfo que relanza la ilusión rumbo a Catar.
Certificó su segunda presencia en la fase final de la Liga de Naciones España con un triunfo de mérito que devuelve sensaciones. Estará entre las cuatro mejores del torneo de reciente creación en dos de sus tres ediciones, con un plan que caminó entre el sufrimiento y la desbordante alegría final.
Amparado en la seguridad de Unai Simón en la portería y la aparición decisiva de Álvaro Morata para conquistar Portugal 19 años, sin vencer en partido oficial desde 1934. Datos que plasman la importancia de un triunfo que fortalece al grupo de internacionales tras la crítica recibida por la mala imagen ofrecida en Zaragoza frente a Suiza. "Sabemos que fuera tenemos pocos amigos y nos tenemos que arropar entre nosotros".
La frase es de uno de los jugadores clave en el partido, Unai Simón. Con la confianza ciega de Luis Enrique en él como para cerrar un debate que parecía eterno en la portería. Su firmeza en cuatro intervenciones, dos decisivas que impulsaron al grupo a lanzarse a por la victoria en cuanto Portugal fue perdiendo fuerzas y los cambios, con la entrada de Pedri, Gavi, Busquets y Nico Williams, cambiaron el panorama.
La importancia de un 9
El experimento de jugar con falso nueve ante Suiza no dejó satisfecho a nadie. No fue por Marco Asensio, que brilló por su voluntad, pero Luis Enrique no encontró lo que deseaba en una posición que debe desempeñar un jugador que se asocie con todos, cree espacios al bajar a recibir sacando de zona a centrales, y que también tenga llegada. Reservó a Álvaro Morata, dando prioridad al debut de Borja Iglesias, porque en su mente estaba el duelo de Braga.
Independientemente del resultado de La Romareda, la selección se jugaría el pase en Portugal y lo haría con su 9 titular. Respondió Morata, autor del primer disparo a los 71 minutos, cuando despertó al fin España para hacerse dueña del partido.
Y acabó marcando el tanto que le convierte en máximo goleador de la 'era Luis Enrique', igualando los trece de Ferran Torres instalado en un apagón y creciendo en la lista de goleadores históricos.
El delantero madrileño dio caza a Fernando Morientes con 27 goles como internacional y va rumbo de superar a Fernando Hierro David Silva. Aún lejos de un sitio donde debe acabar, entre delanteros de leyenda de la selección como Fernando Torres (38), Raúl González (44) y David Villa (59).
Nico, una nueva variante
No va sobrada España de extremos con desborde. Lo buscó Luis Enrique en Adama Traoré y ahora lo encuentra en Nico Williams. Un nuevo joven con descaro que sumar a la lista de apuestas personales del seleccionador junto a Ansu Fati, Pedri o Gavi. Perfil necesario en un modelo de juego más que definido para partidos que se atascan o no se encuentran soluciones ofensivas desde la posesión tan abrumadora como poco efectiva. La tuvo la selección toda la primera parte sin un solo remate a portería contraria.
Nico salió con una consigna clara y la cumplió como si llevase toda su carrera en el grupo de internacionales. Encaró, desbordó, puso centros, lo intentó siempre y apareció en el segundo palo al centro de Dani Carvajal para regalar el tanto a Morata que dio el liderato de grupo a España y el pase a la final a cuatro de junio.
Rodri, de central, un nuevo recurso
Es habitual que central que recibe cartulina amarilla, pronto sea sustituido por Luis Enrique. Había sorprendido con su apuesta por Hugo Guillamón tras la defensa a ultranza de una defensa que catalogó como la mejor línea del campo de la selección antes de mandar a la grada a dos que eran titulares, Eric García y César Azpilicueta, cambiar los dos laterales y meter a un jugador de central que en el Valencia juega en el centro del campo.
Pero lo que buscaba Luis Enrique con Guillamón lo encontró en el inicio de jugada. Todas empezaron por él, con su buen pie y visión que extendió cuando fue sustituido Rodri. Abandonó el mediocentro para retrasar metros, recurso que en más de una ocasión utilizó Pep Guardiola en el Manchester City, y acabó firmando una gran segunda parte.
Solamente en una ocasión, también en una Liga de Naciones, en su primera edición, Luis Enrique había encajado dos derrotas consecutivas como seleccionador. Se produjeron ante Inglaterra, 2-3 en el Benito Villamarín de Sevilla, y Croacia, 3-2 en el estadio Maksimir de Zagreb.
Cuando se instalaba el pesimismo, el seleccionador cambió todo siguiendo un plan con sus cambios. El desgaste de Portugal le pasó factura y el paso al frente recuperando la verdadera identidad de España que costó ver en sus dos últimos partidos, mordiendo en la presión, robando arriba y teniendo llegada a área rival, acabó dando un premio que refuerza a Luis Enrique.
Solo él asturiano sabe su futuro y la decisión que tomará en cuanto acabe el Mundial, pero tiene de nuevo una motivación para seguir al menos hasta junio, la opción de conquistar una Liga de Naciones que ya acarició en la segunda edición. Solo alejada del trofeo en una final en la que remontó Francia con un gol de Kylian Mbappé que a día de hoy sería fuera de juego, tras una acción que provocó un cambio de norma.