El Dakar hace más grande a Sainz y Sainz hace más grande al Dakar

  • El rally más duro del mundo tuvo en su 40º aniversario a un campeón a la altura de las circunstancias

El Dakar 2018 hizo más grande la figura deportiva del piloto Carlos Sainz, que sumó su segundo triunfo en el rally más duro del mundo, y viceversa, el madrileño, uno de los preferidos por los aficionados de la carrera, hizo que la prueba gane mayor notoriedad gracias a su victoria.

Con su triunfo en esta edición, la cuadragésima del rally, y la décima que se celebra en Sudamérica, el Dakar tuvo en este aniversario tan señalado a un campeón a la altura de las circunstancias. Solo tres pilotos en el mundo han sido capaces de ganar el Dakar y el mundial de rallys, y Sainz, que ostenta ambos títulos por partida doble, es uno de ellos, y el único con ese caché que actualmente participa seguidamente en la carrera.

DUROS RIVALES

Desde que el Dakar se celebra en Sudamérica, Sainz es una de las caras y emblemas más reconocibles de la prueba, pues solo faltó a una cita, en 2012. A pesar de que Stéphane Peterhansel y Cyril Despres eran los pilotos más laureados de la caravana de este Dakar, al acumular entre los dos dieciocho triunfos, los más mediáticos y perseguidos por los aficionados eran Sainz, Sébastien Loeb y Nasser Al-Attiyah, figuras del mundial de rallys.

Por eso puede llegar a ser muy preocupante que ni Sainz ni Loeb estén en el próximo Dakar dentro de un año, una edición que resulta toda una incógnita por la ausencia de Peugeot, el equipo francés que concentraba a las figuras más mediáticas de la categoría de coches, con su 'dream team' formado por Sainz, Peterhansel, Loeb y Despres.

Sin la marca del león en competición, Loeb ya ha anunciado que no volverá al Dakar, mientras que Sainz se tomará un tiempo para pensárselo, pues difícilmente volverá al rally si es que no tiene un coche ganador como lo era Peugeot, una auténtica máquina que ha arrasado en los tres últimos años.

PEUGEOT DICE ADIÓS AL DAKAR

Terminada la hegemonía de Peugeot, las únicas marcas capaces de poder tentar a Sainz son Toyota, con la que el madrileño ganó sus dos mundiales de rallys (1990 y 1992), o Mini. En la primera es posible que tuviera de nuevo como compañero de equipo 'dakariano' a Al-Attiyah, mientras que en el segundo puede que se junte con el también español Joan Nani Roma, vencedor del Dakar en 2014.

Si Sainz todavía conserva hambre de gloria, un buen aliciente para el piloto de 55 años para correr con alguna de esas dos marcas es tratar de ganar su tercera edición del Dakar con un tercer coche diferente, tras haberlo hecho en 2010 con alemana Volkswagen y este año con Peugeot, algo que pocos pilotos han conseguido.