La tercera caída consecutiva del Barcelona en unos cuartos de final de la Champions es la primera gran derrota de Ernesto Valverde como técnico de los azulgrana, incapaz de leer el partido frente a un rival que creyó en su suerte desde el primer minuto y aprovechó el paso atrás del Barça desde el dibujo táctico.
El partido en Roma, donde el Barça ganó con brillantez una Champions en 2009, fue la demostración de la escasa competitividad de los catalanes fuera del Camp Nou en esta temporada europea.
SIN MARCAR
En la fase de grupos solo ganó uno de los tres desplazamientos y gracias a un gol en propia puerta (Sporting de Lisboa), en los otros dos partidos (Olympiacos y Juventus), consiguió sendos empates sin goles. En los octavos, Messi empató un partido complicado en Stamford Bridge y anoche en Roma, los azulgrana se quedaron sin marcar.
Pero los resultados en casa y, especialmente las grandes actuaciones de Leo Messi, han servido para esconder muchas cosas en el Camp Nou, desde la compleja planificación del curso con la marcha a última hora de Neymar hasta la contratación deprisa y corriendo y a precio de oro de Ousmane Dembélé.
CON LA GASOLINA JUSTA
A la hora de la verdad, como ha ocurrido tantas otras veces, el Barça ha llegado con la gasolina justa. Pese a la importante inversión en jugadores (334,37 millones de euros bonus aparte según datos del portal especializado Transfermarkt), al Barça le faltan mimbres.
Anoche, en el Olímpico de Roma, Valverde pensó que resguardando su equipo en un 4-4-2 y a poco de que pudiera circular y esconder el balón, la eliminatoria tras el 4-1 de la ida no se podía escapar, pero la realidad fue una bofetada de las que se recordarán durante mucho tiempo.
EL ROMA ARROLLA AL BARÇA
El Roma, con un juego físico, arrolló a los azulgrana. Dzeko fijó a los centrales y retrató a la defensa, Nainggolan canalizó la testosterona de los romanistas con Fazio, Manolas, Jesús y Kolarov como principales argumentos ante un Barça sin recursos.
Busquets, con continuos problemas físicos, nunca se sintió cómodo y el balón no pudo circular nunca con fluidez. En la media, no funcionó el recurso de alinear a Sergi Roberto junto a Rakitic e Iniesta, simplemente porque desde hace años que juega de lateral y sorprendió un cambio de posición en un partido decisivo como el de ayer.
MESSI, DESAPARECIDO
Messi estaba demasiado solo con un combativo Luis Suárez en el ataque y es que el uruguayo no marca lejos del Camp Nou en Europa desde septiembre de 2015. Así que sin construcción ni remate, el Barça estuvo a merced del Roma que esgrimió argumentos ante la inacción de los azulgrana, en el campo y desde el banquillo.
El primer cambio de Valverde, un técnico normalmente intervencionista, llegó en el minuto 80, dos minutos antes de que Manolas marcara el definitivo 3-0; y de los nuevos fichajes de este curso, el técnico solo utilizó a Semedo, un lateral con el que apenas ha contado este curso.
OTRA VEZ TROPIEZA EN CUARTOS
Dembélé salió en el minuto 85; Paulinho, un jugador con un perfil físico acorde con el escenario del partido, no jugó ni un minuto; y Coutinho, el fichaje más caro de la historia del club, no puede jugar esta temporada en Europa, porque lo hizo con el Liverpool.
La de ayer es la tercera ocasión consecutiva que el Barça cae en cuartos de final de la Champions. En la 2015-16 fue el Atlético de Madrid (2-1 y 0-2); y el año pasado el Juventus (3-0 y 0-0), pero la de este año dolerá más al barcelonismo después del 4-1 con el que solventó la ida y aún más a Iniesta, que seguramente en el olímpico de Roma vivió su último partido europeo con la camiseta del Barça.
La eliminación europea de los azulgrana no debería esconder el gran éxito en las competiciones domésticas, ya que pueden conseguir LaLiga, que está muy cerca de conquistar, y también tienen la opción de lograr la Copa -clasificado para la final-, pero en el fútbol todo el mundo sabe que entran en juego otra serie de variables.