El FC Barcelona vivió un nuevo y plácido episodio liguero tras imponerse por 0-4 al Deportivo de la Coruña gracias a un nuevo recital del fútbol 'made in Can Barsa', canalizado en los goles de Villa, Messi, Iniesta y Pedro, que permiten al conjunto culé seguir comandando la Liga BBVA.
El equipo de Pep Guardiola, casi sin querer, goleó a un Deportivo indolente, que había desechado para la cita su defensa de cinco y que encontró en sí mismo a su peor enemigo. El Barcelona, aupado por el fútbol que tantas páginas brillantes le ha llevado a escribir, resolvió por la vía rápida.
Y eso que Guardiola apostó por dejar a Xavi en el banquillo. La brújula culé formó parte de la rotación, en la que también estuvieron Alves y Busquets. No hizo falta que ninguno pisase el césped de Riazor porque los que estaban desatascaron el envite por inercia, con la facilidad que acostumbra el mejor Barça de la historia a domicilio.
El primer gol llegó a la media hora de partido. Messi, que se contagia del afán solidario de la plantilla culé, asistió a Villa entrelíneas para que el 'guaje' batiese a Aranzubía por debajo de las piernas. Era el 1-0 y los blaugrana no tenían prisa por hacer el segundo.
La paciencia es una de las mejores armas de un Barça que juega fácil, buscando siempre al compañero libre de marca, que recibe, suelta y continúa moviéndose, consciente de que ser estático es un adjetivo que conecta con la filosofía del conjunto catalán. Esto lo manifestó a la perfección el centro del campo del actual campeón.
Lo más difícil ya estaba hecho. La rémora de San Mamés no existía en Riazor y la defensa deportivista facilitaba también el juego fluido del Barcelona. Colotto y Lopo maldijeron la velocidad de Messi y sólo la entrada de Valerón dio algo de lustre al equipo coruñés, acostumbrado a vivir más lejos de los focos desde hace tiempo.
MESSI MARCA DE FALTA.
Corría el minuto 51 y una falta al borde del área generó debate entre Villa y Messi. El argentino tomó la pelota, la pidió al asturiano y la clavó por la escuadra con una trayectoria inapelable. A partir de ahí, el Barcelona vivió en un paraiso constante e Iniesta encarnó todos estos valores.
El de Fuentealbilla se recorrió el costado zurdo, dribló hacia dentro y marcó con su izquierda. Quedaban 12 minutos y Guardiola dio chance a Afellay, todavía desubicado en su nueva situación. Aprovechó también los últimos minutos un excelso Pedro, que consumó su excelente momento de forma con el noveno tanto en lo que va de Liga.
Era el 0-4, la constatación de que no hay "rival humano" para el Barcelona y de que el eterno rival deberá vencer al Villarreal si no quiere que la Liga vaya tiñéndose de azul y grana. El partido del Bernabéu ante el 'submarino amarillo' servirá para saber --un poco más-- si el pulso entre unos y otros es tal.