Joaquín Caparrós no dio opción a un nuevo "alcorconazo", un año después de que el conjunto de Anquela golease al Real Madrid y salió con todo. Pese a todo, el partido fue muy igualado desde el primer momento, sin dominio claro pero con más empuje del Alcorcón, que enlazó varias jugadas ofensivas en el área del Athletic, aunque sin demasiado peligro.
El primer aviso del partido lo dio el Athletic de Bilbao por medio de Fernando Llorente, que remató de cabeza ligeramente desviado en el punto de penalti un centro desde el costado derecho de Andoni Iraola a los dieciocho minutos.
Esa acción significó un toque de atención para el equipo madrileño entrenado por Juan Antonio Anquela, que empezó a buscar con más insistencia la meta de Gorka Iraizoz, especialmente por la banda izquierda, aunque su primera ocasión de peligro llegó en un remate de cabeza de Alberdi a saque de falta de Sergio Mora desde la derecha.
Sin embargo, el que más cerca estuvo de abrir el marcador en la primera mitad fue el Athletic por medio de Gurpegui, que ganó la espalda a la defensa del Alcorcón para rematar solo un saque de esquina botado desde la derecha por Gabilondo que Ruben Anuarbe sacó en línea de gol a los veintiocho minutos.
Esa jugada metió algo de miedo en el cuerpo a los locales, que empezaron a intentar asegurar la posesión en el centro del campo y, a partir de ahí buscar las jugadas ofensivas, aunque sin el ritmo de los primeros compases del encuentro, en parte por la permisividad del árbitro al no sancionar con tarjetas las continuas faltas destructivas de los bilbaínos en el centro del campo.
En la reanudación, el Athletic salió con más intensidad y buscó con cierta insistencia el gol, encontrando recompensa en un lanzamiento lejano desde fuera del área de Carlos Gurpegui a los cincuenta y cinco minutos que Raúl Moreno fue incapaz de atrapar pese a entrar el esférico por el centro de la portería.
El gol encajado espoleó a los locales que, con la entrada en el campo de Fernando Sales y Carlos Martínez mejoraron ofensivamente, pero sin la profundidad suficiente para poner en apuros a la poblada defensa del Athletic.