El Reino Unido evalúa planes para endurecer las medidas destinadas a evitar la entrada de nuevas cepas del coronavirus, entre ellos obligar a un periodo de aislamiento en hoteles a todos los viajeros que lleguen al país, según ha revelado el diario "The Times".
El gabinete de Gobierno del primer ministro británico, Boris Johnson, está estudiando sistemas como el "aislamiento directo" de Nueva Zelanda y Australia, donde los viajeros deben hacer frente al coste de una cuarentena de dos semanas en un alojamiento específico al que son conducidos desde el aeropuerto.
"Hemos considerado todas las posibilidades", recalcó a ese respecto el ministro de Exteriores, Dominic Raab, quien aseguró que la prioridad del Ejecutivo es tomar medidas de "precaución" para evitar que nuevas variantes del SARS-CoV-2 pongan en riesgo la efectividad del programa de vacunación que se ha puesto en marcha.
"Estamos actuando ante las nuevas variantes. Expertos en todo el mundo las están estudiando y todavía no sabemos si pueden agregar más presión a nuestro sistema sanitario, si pueden tener un impacto en la mortalidad o si pueden poner en riesgo las vacunas", afirmó en una entrevista con Sky News.
A partir del lunes quedarán suspendidos todos los corredores aéreos seguros que el Reino Unido había establecido el pasado verano, por lo que ningún viajero estará exento de cumplir una cuarentena de 10 días a su llegada a las islas británicas.
También se ha vetado, desde el viernes, cualquier viaje desde Suramérica y Portugal hacia el Reino Unido, con la excepción del regreso de ciudadanos británicos y residentes, para evitar la importación de una nueva cepa del coronavirus detectada en Brasil.
Además de la posibilidad de obligar a cumplir la cuarentena en hoteles, el Gobierno británico estudia otros planes para incrementar la vigilancia sobre las personas que deben estar en aislamiento.
Uno de ellos es similar a las medidas que ha puesto en marcha Polonia, según indica "The Times", donde cada persona es contactada una vez al día y debe enviar una fotografía de sí misma en la localización donde ha decidido estar en cuarentena.
Un programa informático de reconocimiento facial y los datos de localización GPS de la imagen permiten comprobar que el aislamiento se está llevando a cabo de manera adecuada.