Según estudios recientes, uno de cada cuatro madrileños es adicto al móvil, pero no es la única adicción que padecemos. El culto al cuerpo, las compras o incluso el trabajo son algunas de las obsesiones que nos preocupan. Hemos salido a la calle y hay para todos los gustos, pero lo cierto es que el móvil se lleva la palma. Las adicciones pueden afectar a las relaciones familiares y personales y provocar una carencia de habilidades sociales, y de hecho cada vez son más aconsejables los tratamientos.