Tras la muerte de Pio XII, fue elegido Papa el 28 de octubre de 1958 tomando el nombre de Juan XXIII. Durante los años siguientes, se mostró a la gente como un pastor humilde, atento y valiente, con gestos cotidianos de misericordia, visitando a los encarcelados y a los enfermos, que le llevaron a ser conocido como El Papa bueno.