Desde tiempos remotos, las sociedades humanas han mirado al cielo para pedir lluvia. Ese maná líquido que, a capricho, los dioses concedían si les satisfacían las plegarias, los sacrificios o las danzas.
Hoy la sociedad ha dejado atrás ese misticismo, y el agua ya nos es un bien sagrado. Es todo lo contrario. Hoy no vale nada. El agua no está valorada. Es sólo H2O. Abrimos el grifo, y ahí está. Tiramos de la cadena del W.C., y ahí está. Encendemos el aspersor, y ahí está. Llenamos la piscina porque podemos pagarlo, porque es barata. Inconscientemente, el agua se ha convertido en algo sin apenas valor.
¿Para todo el mundo?, afortunadamente no. MIra el video de nuestro blog AHORRA O NUNCA