La cárcel madrileña de Miguel Hernández

En la calle Conde de Peñalver, 53 se levanta un hermoso edificio neomudéjar de ladrillos rojos. No siempre pareció tan hermoso. Fue la temida cárcel de Torrijos, donde estuvo preso entre otros Miguel Hernández, el poeta de “Nanas de la Cebolla”.

Allí recibió una carta de su mujer, Josefina Manresa, en la que le contaba la precariedad de medios que padecía junto a su hijo. Miguel escribió con el corazón en un puño el poema que hoy nos sigue poniendo los pelos de punta por su lirismo y su crudeza a la vez.

Todo era frio y difícil. No se permitía a Josefina visitar a Miguel, ya que no estaban casados según la legalidad eclesiástica vigente en la época.

Una mañana se negó a cantar el “Cara al Sol” y fue castigado a barrer el patio durante una semana. Hoy también tenemos el poema “Ascensión de la escoba” gracias a eso.

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