La vigesimo séptima de San Isidro tuvo dos grandes protagonistas. El primer toro de Saltillo, Asturdero, fue premiado con la vuelta al ruedo por su comportamiento en conjunto, que se pudo ver gracias al acierto en la lidia y generosidad de Octavio Chacón.
Octavio lo dejó ver en el caballo, con el que tuvo cuatro encuentros. Un toro que perseguía a los banderilleros, que hacía hilo, hasta ponerles en apuros, y un toro que en la muleta, nada tonto, sino encastado, fue aprovechado felizmente por un Chacón poderoso y corajudo con la diestra, que con la izquierda nada pudo hacer por el peligro del Saltillo. Por todo lo cual dio una vuelta que debía haber sido una oreja, la misma que pidió el público. En el otro, silencio.
Fue el único toro bravo, cierto, pues el resto manseó, pero con el común denominador de la casta, lo que hizo que el público congregado no tuviera un segundo de aburrimiento.
En el caso de Sebastián Ritter lo intentó por ambos pitones, pasando un auténtico apuro al verse perseguido por el Saltillo hasta las tablas, donde le perdonó. Loor a quien no se arredró, Ritter, quien se mantuvo dispuesto, ovación con saludos y silencio.
A Esaú Fernández le pesó mucho el compromiso. Mal lidiados, debió estar mejor con ambos. Pese a ello, recibió el respeto en forma de silenco.
CARTEL PARA ESTA TARDE
Para esta tarde, la vigesimo octava, nos presenta los toros de José Escolar con Rafaelillo, Fernando Robleño y Luis Bolivar en la terna.
