Detenido el acosador del Templo de Debod

  • Tiene numerosas detenciones en distintos países de la Unión Europea y 16 antecedentes por robo con fuerza

La niña llegó descompuesta a clase. Mientras iba por la zona del Templo de Debod de camino al colegio, un tipo comenzó a seguirla mientras se masturbaba. Según su descripción, era un hombre de unos 50 años, 1,75 de altura y con problemas en los ojos, quizás estrabismo. Esto ocurrió un viernes. El miércoles, el exhibicionista reincidió, esta vez con una compañera de clase de la primera víctima. Quizás por eso, la chica, de 17 años, reaccionó inmediatamente y marcó el 091.

La Policía, que llevaba cinco días buscando al sospechoso, no tardó en llegar y consiguió detenerlo en la calle del Profesor Martín Almagro Basch.

El hombre, de 48 años, dijo que era moldavo. Una mentira con la que pretendía dificultar su identificación y que había utilizado como estrategia en el pasado: contaba con seis identidades falsas diferentes.

En realidad es un ciudadano rumano, con numerosas detenciones en distintos países de la Unión Europea y con 16 antecedentes por robo con fuerza en España. Por el momento se le imputan dos delitos de exhibicionismo, aunque la Policía Nacional cree que puede haber más víctimas.

Fuentes policiales destacan que el momento de su arresto ha sido clave: su ‘modus operandi’ hacía temer que pronto pasase del exhibicionismo a las agresiones sexuales.

Sorpresa en el barrio

Algunos vecinos se sorprendían de la noticia. “Siempre hay mucha presencia policial por el gran número de turistas que hay en el templo de Debod”, decía una señora que madrugaba para pasear al perro.

“Siempre hay mucha presencia policial por el gran número de turistas que hay en el templo de Debod”

Pero otros indican que al caer la noche, la sensación de seguridad disminuye. “Cuando vemos a chicas jóvenes o a niñas con el perro, siempre nos acercamos, han aumentado los atracos últimamente”, dice otra paseante.

La zona, recuerdan otros, ha sido escenario desde hace años de ‘cruising’. “A las seis de la mañana es habitual ver a hombres masturbándose unos frente de otros, no sé de qué se sorprenden. Si es verdad que hasta ahora a nosotras no nos habían acosado”, zanja una vecina.

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