Cerquita de la Puerta del Sol, en la Carrera de San Jerónimo, hay un templo. Allí se adora a su majestad el Turrón. Es la Casa Mira donde, además de turrón, se elabora todo tipo de productos de confitería.
Hoy es un lugar conocido por todos. Pero nadie conocía a Luis Mira cuando empezó a vender turrones en un puesto callejero en la Plaza Mayor de Madrid en 1842.
Sus turrones estaban tan buenos que poco a poco fue creciendo su negocio hasta que en 1855 puso la tienda en este pequeño rincón. Luis era de la ciudad de Jijona, un pequeño pueblo alicantino en el que el turrón es una religión.
Desde entonces, casa Mira ha suministrado turrón a los madrileños y a las familias reales españolas ininterrumpidamente. Es un tesoro al alcance de la mano. ¡A por él!
