Calle de La Almudena: Iglesia bajo tierra y princesa de Éboli

En la callecita de la Almudena hay una estatua de un hombre que mira algo que hay en el suelo, tras una cristalera. Es El vecino curioso, obra de Salvador Fernández-Oliva. Lo que mira son los restos que se conservan de la iglesia de Santa María de la Almudena, probablemente el templo más antiguo de Madrid. Ya se conocía en 1202 y, según algunos cronistas, se construyó sobre una antigua mezquita que, curiosamente, descansaba en la muralla, la Almudena.

Además, en esta misma calle vivió Ana de Mendoza y de la Cerda, más conocida como la princesa de Éboli, una de las mujeres más hermosas, misteriosas, intrigantes e influyentes de la Corte de Felipe II y, posiblemente, de nuestra Historia. Tiene una vida de novela, de película y de serie de televisión. A pesar de tener un parche en el ojo, Ana estaba de muy buen ver y los hombres caían rendidos a sus pies. Hasta fue acusada de ser la amante de Felipe II.

Sin embargo, con quien mantenía relaciones de verdad, de verdad, era con Antonio Pérez, el secretario del rey. Antonio Pérez se hizo tan colegui de don Juan de Austria, hermanastro del rey, que le metió un espía en su casa: Juan de Escobedo, Secretario de Hacienda.

Escobedo informaba a Pérez de todo lo que pasaba en casa de don Juan. Pero, en un momento dado, el espía traicionó a su jefe y se alió con el espiado. ¡Vaya lío! Por resumir, Escobedo amenazó con

contarle a Felipe II todos los tejemanejes de Pérez y de la princesa de Éboli.

Poco después, Escobedo, el espía de Hacienda, sufrió un pequeño accidente a las puertas del palacio donde vivía la princesa de Éboli, lo que hoy es la calle de la Almudena. Si pasáis por aquí, hay una placa junto a

los restos de la Iglesia de Santa María. El accidente consistió, básicamente, en una estocada de espada que lo ensartó como un pincho moruno. Nunca ha quedado claro qué pasó con Escobedo. ¡Es un misterio! ¿Fue la princesa de Éboli? ¿Fue Antonio Pérez, que con esta maniobra mataba dos pájaros de un tiro? ¿Fue un accidente? Al final, la princesa de Éboli fue acusada de participar en el asesinato y acabó encerrada en el Palacio Ducal de Pastrana, por orden Felipe II.

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