Mi cámara y yo: 200 años del Teatro Real

  • El gran coliseo de la ópera fue inaugurado en 1850

Situado en la céntrica Plaza de Oriente, frente al mismísimo Palacio Real, se encuentra el que muchos llaman el gran coliseo de la ópera. Inaugurado en 1850, precisamente ahora se encuentra en plena celebración: cumple 200 años. Y qué mejor motivo para abrirles sus puertas e invitarles a conocer cómo es por dentro una de las instituciones más importantes de nuestro país. La reportera Irene Falcón ha cogido la cámara para enseñarles todo lo que hasta ahora no se ha visto del Teatro Real.

El edificio es de estilo neoclásico y a finales del siglo XIX se convirtió en el punto de encuentro de la alta sociedad, que aprovechaba las representaciones para pactar matrimonios, hacer negocios, o incluso encontrar un pudiente esposo.

Sus dimensiones son espectaculares. Ocupa una extensión de 6’5 hectáreas, o lo que es lo mismo, el equivalente a 9 campos de fútbol en pleno centro de la capital. Tiene 22 plantas, de las que 8 son subterráneas. Para que se hagan una idea, sólo en su caja escénica podría caber entero el edificio de Telefónica de la calle Gran Vía. Declarado Monumento Histórico, tiene capacidad para 1750 personas.

sólo en su caja escénica podría caber entero el edificio de Telefónica de la calle Gran Vía

Pero, ¿sabían que este majestuoso edificio no sólo ha servido como escenario de grandes representaciones? A lo largo de sus dos siglos de vida, el Teatro Real ha sido salón de baile, almacén de pólvora, cuartel de la Guardia Civil y hasta sede del Congreso de los Diputados entre 1841 y 1850, sin olvidar más recientemente cuando acogió el Festival de Eurovisión tras el triunfo de Massiel en 1968.

Nada más atravesar sus puertas, somos conscientes de las medidas de seguridad del edificio, mucho más visibles desde hace cuatro años cuando en España se subió al nivel 4 la alerta anti terrorista. Tras cruzar varios arcos de seguridad nos encontramos con una reunión de personal uniformado, son los acomodadores del teatro recibiendo las últimas instrucciones a tan solo una hora de que empiece la función... uno de los momentos de mayor ajetreo en el edificio.

Nos colamos en los camerinos, donde encontramos al equipo de caracterización dando los últimos retoques al protagonista de la ópera, momento que el tenor aprovecha para probar la voz. Además del elenco de actores y figurantes, en el edificio trabajan a diario 300 personas. Todas ellas tan imprescindibles como los propios cantantes para que este gran teatro funcione.

Desde el personal de limpieza, al que vemos “peinar la sala” mientras nos confiesan qué productos no pueden usar porque afectan a la garganta de los tenores, al departamento de caracterización. Peluquería, maquillaje y sastrería ocupan toda una planta del edificio, la quinta. ¿Sabían, por ejemplo, que todas las pelucas que llevan los actores son de pelo natural y están hechas a mano, pelo a pelo, por las peluqueras del Teatro Real? O ¿para qué usan el vodka en la lavandería?

Pero aún hay más… ¿saben que este gran coliseo está rodeado por una galería subterránea a modo de funda alrededor del edificio? Metros y metros de hormigón para evitar que el agua que hay en el suelo de Madrid alcance el teatro y lo deteriore como ocurrió en 1925 antes de la construcción de esa especie de muro subterráneo. De la mano de los encargados de mantenimiento, descendemos a 24 metros bajo tierra, la planta más profunda, un lugar donde hasta ahora no había accedido antes una cámara de televisión.

Nos enseñan el enorme pozo que evita que las aguas de dos ríos inunde los sótanos del teatro y por qué no, del mismísimo Palacio Real, pues hay quien dice que aquí hay un pasadizo que comunica directamente con el palacio.

Unos metros más arriba, pero sin abandonar el subsuelo, nos encontramos con el departamento de ‘utilería’. Un enorme taller de donde sale todo el atrezzo y elementos que decoran el escenario. Una curiosidad, ¿saben por qué los empleados que aquí trabajan han de tomar leche?

Por supuesto, no podíamos abandonar este emblemático teatro sin visitar el palco más importante, el palco real. ¿Saben que es el único que tiene salón y baño propios?

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