Burdeos, vino, plazas, mercados y una majestuosa arquitectura

La Perla de Aquitania o la Bella Durmiente son algunos de los apelativos que recibe Burdeos, la ciudad mundialmente conocida por la producción de algunos de los mejores vinos del planeta. Este es, sin duda, su mayor atractivo, aunque no es menor el hecho de casi la mitad de su superficie urbana está declarada Patrimonio de la Humanidad.

Arranca nuestro viaje con Iván en la Duna de Pilat, la mayor de Europa, una formación arenosa impresionante junto al Atlántico y a media hora de Burdeos. De vuelta a la ciudad pasamos por Audenge, un bonito pueblo pesquero de la bahía de Arcachon, dedicada al cultivo de ostras desde el siglo XIX.

Ya en Burdeos visitamos el barrio de Pessac, donde se encuentran, en plena ciudad, el castillo, bodega y los viñedos de Pape Clément, de los más antiguos de Francia, que hoy pertenecen al multimillonario Bernard Magrez. Los conocidos vinos de esta región tienen tanto reconocimiento gracias a las especiales condiciones climáticas y a la calidad del suelo.

EL VINO, SEÑA DE IDENTIDAD

La Ciudad del Vino es el gran museo dedicado a la viticultura, situado en un vanguardista edificio inaugurado en 2016. Y es que la industria del vino mueve aquí nada menos que 4.000 millones de euros al año y da empleo directo o indirecto a uno de cada cinco bordeleses.

Quedamos con Sara a orillas del río Garona, en el llamado Puerto de la Luna, por la forma curva que el río dibuja aquí. Recorremos algunos de los edificios más representativos de la ciudad, como el Puente de Piedra, la Port Cailhau, de finales del siglo XV, antigua puerta de entrada a la ciudad, o la casa donde vivió Goya, que hoy es el edificio del Instituto Cervantes. También paseamos por el barrio de Chartrons, donde hay un mercado popular los fines de semana.

MERCADOS, PLAZAS E HISTORIA

Con Noelia quedamos en el Jardín Público, del siglo XVIII, y nos trasladamos al barrio de Saint Michel, donde visitamos su popular mercado, la iglesia y el campanario. Al lado, otro mercado, el de los Capuchinos, lleno los fines de semana, y la Torre de la Gran Campana, que fue puerta defensiva y cárcel.

La Plaza de Quinconces es otro de los amplios espacios de esparcimiento que podemos encontrar en Burdeos. Es la mayor plaza pública de Europa, y en ella se celebran los grandes acontecimientos de la ciudad y la Feria de los Placeres, que tiene lugar dos veces al año. Después nos desplazamos hasta Saint-Émilion, a 45 minutos de Burdeos, una ciudad medieval Patrimonio de la Humanidad que recibe un millón de turistas cada año. Su espectacular iglesia monolítica, del siglo XII, es única en Europa.

Conocemos también a Sara, una de las tiradoras con mayor proyección de España, que se prepara para los Juegos de Tokio en un centro de alto rendimiento de Burdeos. De hecho, Francia es una referencia mundial en esgrima. Callejeamos por la Plaza de la Victoria, un popular lugar de encuentro, y la Plaza de la Catedral, que también descubrimos por dentro.

Por último, María nos enseña la Plaza de la Bolsa, donde se encuentra la postal que todo visitante busca en Burdeos: el espejo de agua, una superficie de 3.450 metros cuadrados que refleja los edificios y que hace las veces de piscina pública de la ciudad en los meses de verano. Hay que visitarlo de día y de noche. Completamos nuestro viajes con la Plaza de la Comedia, donde está el Gran Teatro de la Ópera, un imponente edificio del siglo XVIII que comparte señorío con el Gran Hotel y la Plaza del Parlamento, con sus tradicionales edificios de piedra caliza.

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