Madrid se ha convertido en la tercera ciudad europea más atractiva para los inversores extranjeros que ante la mala evolución de la bolsa vuelven al ladrillo para rentabilizar sus patrimonios. Y en concreto se fijan en la Puerta del Sol. Acaban de comprar allí dos inmubles: 1.400 metros en el número 11 y otro extenso local en el número 9.