'Cómo eliminar a su jefe', la comedia que iba para drama de denuncia

En 1980, el guionista Colin Higgins probó suerte de nuevo en la dirección y le salió un auténtico bombazo Cómo eliminar a su jefe.

Interesante escritor de comedias fundamentalmente, Higgins le sacó todo el jugo posible a las andanzas de tres empleadas que comparten superior y están hasta la laca de él. Un tipo ególatra, embustero y sexista al que pactarán darle su merecido. Pero no va a ser tan fácil como ellas creían. Ni mucho menos. Jane Fonda, Lily Tomlin, Dolly Parton y la peluca de ésta son las protagonistas.

eliminar a su jefe

Cuando la siempre comprometida Jane Fonda se enteró de cuáles eran las condiciones laborales de las secretarias americanas decidió armarla y con razón: Horarios de locura, sueldos míseros, a menudo acababan a las órdenes de aquellos pipiolos a los que habían formado de becarios y en muchos casos tenían que ser expertas en mañas para evitar los avances totalmente inapropiados de muchos de sus superiores. Esta película iba a ser un drama de denuncia, pero se convirtió en una comedia cuando el guionista Colin Higgins, el de El expreso de Chicago o Harold y Maude se reunió con ellas y ante la pregunta ¿Y qué le haríais a vuestro jefe para que espabilara? la inventiva de aquellas mujeres se desbordó y entre carcajadas surgieron algunas de las divertidísimas situaciones que vamos a disfrutar esta noche y que se resumen en dos líneas: tres trabajadoras, cada una con su estilo, con su pasado a cuestas y su particular sabiduría de la vida, se enfrentan a un auténtico cafre con traje y corbata, casi siempre, al que alguien le regaló un despacho para reyes. No es de extrañar que ni Gregory Peck ni Charlton Heston se avinieran a dar vida en pantalla a semejante gañán. Lo hizo Dabney Coleman, gran secundario con cerca de 200 títulos en su haber, y la verdad es que lo bordó.

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Pero la gran baza de la película estaba claramente en sus protagonistas. Fonda era ya una estrella más que consagrada, aunque este es uno de sus grandes éxitos comerciales, Lily Tomlin era muy popular y tenía un enorme prestigio como monologuista cómica de ácido humor en diversos programas. Incluso una candidatura al Oscar por su trabajo en Nashville, de Robert Altman que fue el director que mejores oportunidades le dio.

Pero la gran baza de la película estaba claramente en sus protagonistas. Fonda era ya una estrella más que consagrada, aunque este es uno de sus grandes éxitos comerciales, Lily Tomlin era muy popular y tenía un enorme prestigio como monologuista cómica de ácido humor en diversos programas. Incluso una candidatura al Oscar por su trabajo en Nashville, de Robert Altman que fue el director que mejores oportunidades le dio.

Pero la que convirtió aquel rodaje en una auténtica juerga fue la novata Dolly Parton, estrella de la música country – aun hoy lo es a sus setenta y algunos – y poseedora de un sentido del humor arrebatador y siempre algo subido de tono. Su chiste favorito dice así ¿Saben porque tengo los pies tan pequeños? Porque nunca les ha dado el sol. Nacida en el seno de una familia numerosa pobre de necesidad pero en la que reinaba la alegría, la ahora considerada Reina del country y gran renovadora del género, se hizo notar participando en algunos programas de radio infantiles. Tiene dos candidaturas al oscar como compositora, una de ellas por el famoso Nine to five, tema central de la de esta noche, grabada con la ayuda en los coros de todas las mujeres del equipo técnico y artístico y que fue disco de oro y siete premios Grammy. Ha editado más de cincuenta álbumes y vendido millones de copias en todo el mundo. Y a todo eso ha ayudado esta canción de la que es compositora, que convirtió en éxito en los 70, que interpretó en otra de sus raras incursiones cinematográficas, y que luego Whitney Houston convirtió en el sencillo más vendido de la historia de la música interpretado por una mujer. La Parton, con el pie tierno en menesteres actorales llegó al rodaje el primer día con el guion aprendido al completo, con sus frases y las de los demás, y convencida de que se filmaba en orden cronológico, por lo que al hacerse por orden de decorados anduvo unos días un tanto despistada. Revolucionó el rodaje cuando llevó de visita a su apuesto marido, con el que ya ha celebrado las bodas de oro y según Jane Fonda, en lo que duró la filmación, fuera la hora que fuera, jamás la vio sin su maquillaje y su peluca de rizos rubios característica. Como su taconeo que permitía saber siempre donde estaba a quien la estuviera buscando. Años después alegraría con su energía la filmación de la deliciosa Magnolias de acero.

Pero la gran baza de la película estaba claramente en sus protagonistas. Fonda era ya una estrella más que consagrada, aunque este es uno de sus grandes éxitos comerciales, Lily Tomlin era muy popular y tenía un enorme prestigio como monologuista cómica de ácido humor en diversos programas. Incluso una candidatura al Oscar por su trabajo en Nashville, de Robert Altman que fue el director que mejores oportunidades le dio.

La película de esta noche nos permite aplaudir a una de las más grandes actrices de todos los tiempos, que tuvo la deferencia de retirarse del cine en su mejor momento, por amor, como hacían, las antiguas, y que cuando se dio cuenta de que su matrimonio con el magnate de la comunicación Ted Turner distaba de ser un lecho de rosas, o que había muchas espinas con nombre propio, le plantó para volver donde lo dejó con un delicioso ‘decíamos ayer’. Pero habían transcurrido casi veinte años. Jane Fonda, siete veces candidata al Oscar, ganadora en dos sublimes ocasiones: por hacer de prostituta en peligro y por enamorarse de un imposible que no lo era tanto. Hija de una leyenda, tan leyenda como ella misma. Sex symbol juvenil, eternamente polémica por sus ideas políticas, comprometida con la sociedad y con su arte es, sobre todo, una actriz de las que ya despachan pocas. Con una filmografía que más de una daría el brazo derecho por poseer si no lo necesitara para trabajar. Y a los ochenta sigue siendo la más moderna. Nos ha matado de la risa recientemente explicando en las redes sociales que tuvo que dormir con el traje que llevó a los Globos de Oro porque no conseguía bajarse la cremallera. ‘Jamás me había hecho tanta falta un marido’, explicó.

La película fue un éxito mundial de tal alcance, que fue la segunda más taquillera en el año de su estreno porque encantaba a las mujeres y a los hombres aunque lo quisieran disimular. Se quiso hacer una secuela y dio pie a una exitosa serie de televisión y a un musical teatral. Pero sobre todo sirvió para visibilizar una situación vergonzosa y a partir de ese momento, las condiciones laborales de las empleadas comenzaron a mejorar. Por si alguien tiene dudas sobre para qué sirve la cultura popular.

Pero la gran baza de la película estaba claramente en sus protagonistas. Fonda era ya una estrella más que consagrada, aunque este es uno de sus grandes éxitos comerciales, Lily Tomlin era muy popular y tenía un enorme prestigio como monologuista cómica de ácido humor en diversos programas. Incluso una candidatura al Oscar por su trabajo en Nashville, de Robert Altman que fue el director que mejores oportunidades le dio.

Dio mucho de sí aquel rodaje tanto en lo profesional como en lo personal. Las tres actrices se llevaron de maravilla y cada vez que se encuentran lo escenifican con energía para que la prensa recuerde este momento de gloria. De hecho, dos de ellas, Tomlin y Fonda, trabajan juntas desde hace un par de años en la serie cómica Grace & Frankie interpretando a dos amigas que, en la vejez, descubren que sus respectivos maridos son amantes desde hace décadas.