Huellas de Elefante: Rocío Dúrcal

Huellas de Elefante: Rocío Dúrcal
Huellas de Elefante: Rocío Dúrcal

María de los Ángeles de las Heras Ortiz nace el 4 de octubre de 1944 en Madrid. Marieta es la mayor de seis hermanos de una modesta familia del barrio madrileño de cuatro caminos. Desde pequeña destaca por su talento para el canto.

Su abuelo decide inscribirla en un programa de televisión y aunque no consigue un gran resultado, un cazatalentos decide darla una oportunidad porque ve en ella un gran potencial. Poco tiempo después llegaran pequeños papeles en la gran pantalla y con el dinero ayuda a su familia. Con 20 años Rocio es todo un fenómeno, acude a causas benéficas y a los más prestigiosos eventos.

Rocio Dúrcal
Rocío Dúrcal, más bonita que ninguna

En 1970 se casa con Antonio Morales Junior, componente del grupo ‘Los Brincos’ y con el que forma una gran familia teniendo tres hijos: Carmen María Guadalupe (1970), Antonio Morales (1974) y Shaila de los Ángeles Morales (1979). Rocio Dúrcal no solo triunfa en España, también lo hace en el continente americano, que se convierte en su segunda casa y forma una gran pareja artística junto con Juan Gabriel.

En 1999 comienza una dura batalla contra el cáncer que tras varios años de tratamientos y operaciones no logran vencer. El 25 de marzo de 2006 la artista fallece en su casa de Torrelodones rodeada de su familia. Tras su muerte y a pesar de dejar casi todo atado comienza una dura disputa por su herencia entre su marido y sus dos hijos mayores. Una herencia oculta en varias propiedades y que sus hijos reclaman ya que asciende la cantidad a cuatro millones de euros.

El 25 de marzo de 2006 pierde la batalla contra el cáncer

Ocho años aguanta Junior sin la mujer con la que compartió su vida. La niña prodigio del cine español, la frescura y el desparpajo hechos melodía, la reina de las rancheras deja un hueco irremplazable no solo en los corazones de su marido e hijos, también en el de los amantes de la canción y el cine desde el que nos seguirá mirando para siempre con ternura Marieta, más bonita que ninguna.