Desde pequeña a Sara Andrés siempre le ha gustado el deporte. Comenzó haciendo kárate, aprendiendo disciplina y a la vez descargaba toda la energía que tenía. Después continuó con el tenis y el frontón que practicaba en su pueblo. No se le daba especialmente bien pero al ser bastante rápida llegaba con facilidad a las bolas.
De pequeña también era le llenaba de una manera increíble, le hacia soñar, le hacia fuerte y valiente. Le conectaba con el mundo natural y animal. Pero un día de 2011 su vida cambió. Perdió sus pies. Y se encontró con la suerte de tener una segunda oportunidad y de volver construir mi vida.
