En 1992, el 'Guernica' atravesó la Castellana en un impresionante dispositivo hasta llegar a la que sería su casa

  • "Era un viaje necesario porque allí el cuadro se iba a encontrar con su generación, con su historia", cuenta Rosario Peiró Carrasco, directora de Área de Comunicaciones del Museo Reina Sofía
Foto: Redacción |Vídeo: Telemadrid

El ‘Guernica’ de Pablo Picasso ha viajado por todo el mundo participando en más de 40 exposiciones. Uno de sus últimos viajes fue cuando el MoMa (Museo de Arte Moderno de Nueva York) devolvió esta obra de arte su país de origen, España.

Antes de ser devuelto a España, el 'Guernica' de Picasso viajo por todo el mundo
Antes de ser devuelto a España, el 'Guernica' de Picasso viajo por todo el mundo
Antes de ser devuelto a España, el 'Guernica' de Picasso viajo por todo el mundo

Antes de ser devuelto a España, el 'Guernica' de Picasso viajo por todo el mundo

El 10 de septiembre de 1981, el cuadro llegó al Aeropuerto Madrid-Barajas en un absoluto secretismo hasta que, tras aterrizar, el comandante del vuelo anunció a los pasajeros: "Señoras y señores, bienvenidos a Madrid. Tengo que decirles que han venido acompañando al Guernica de Picasso en su regreso a España".

A su llegada a España, el ‘Guernica’ fue trasladado al Casón del Buen Retiro, la que fue su primera casa durante 11 años y donde permaneció protegido por una gran urna de cristal.

En pleno verano, el ‘Guernica’ de Picasso cruzó sin enrollar la Castellana

Pero en 1992, la obra realizó su último viaje cuando fue trasladada al Museo Reina Sofía.

Era un viaje necesario porque allí el cuadro se iba a encontrar con su generación, con su historia y con un museo que se construyó un poco alrededor de él”, nos cuenta Rosario Peiró Carrasco, directora de Área de Comunicaciones del Museo Reina Sofía.

Para este traslado el cuadro fue cuidadosamente preparado envolviéndolo con un plástico protector que impidiese que ningún factor como la luz o el aire, deteriorasen la obra.

Una vez listo, en pleno verano, el ‘Guernica’ de Picasso cruzó sin enrollar la Castellana, por lo que se contó con la ayuda de una gran grúa para introducir el gran lienzo en el vehículo totalmente equipado y adaptado para que el viaje fuera seguro. Además, le acompañaba una gran comitiva y dispositivo policial.

A su llegada al Museo Reina Sofía, “en un primer momento estuvo en un lugar un poco aislado, protegido por un cristal, pero luego empezó a liberarse a la par que se relajaban las medidas de seguridad”, añade Rosario Peiró.

Y así permanece hoy en día, en este emplazamiento, porque, aunque Pablo Picasso dijo que a su regreso a España tenía que ir al Museo del Prado, el artista nunca hubiese pensado que se iba a construir un especio diseñado completamente para esta obra.

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