Que una persona renuncie al amor de otras personas, a formar una familia y vivir sin sexo es uno de los asuntos más controvertidos para la Iglesia católica. Nuestros protagonistas dieron ese paso y se enfrentan a esa pregunta. Todos ellos lo viven con normalidad, aunque con ciertas diferencias para hallar la estabilidad necesaria.
Eso sí, parece que sacerdotes y monjas tienen claro que el camino "es duro". Aunque aclaran que no renuncian al amor, sino que viven el amor de diferente forma, renunciando a la "exclusividad de una persona".
"Esto es una apuesta, hay que apostar y apostamos por Dios", dice uno de ellos.
