La calle del Rollo tiene su (mal) rollo

Sobre la Calle del Rollo, como os imagináis, se pueden inventar muchos chistes. Los "rollos" eran columnas de piedra con una cruz de hierro en lo alto. Servían para todo menos para rezar. Funcionaban como "picotas". En las columnas se exponían los restos de los ejecutados (manos y cabezas) para dar ejemplo. Para los ajusticiados, el ejemplo llegaba ya algo tarde, nos tememos. La mayoría de estos "rollos" han desaparecido, pero todavía hay algunos sueltos por toda España. Recordad que siempre han sostenido restos humanos. Lo decimos porque todo el mundo se hace fotos como si fueran una atracción playera.

Pero esta calle tiene una casa que también tiene su guasa. La Casa de la Parra. En ella vivió el director de los "Estudios de la Villa" López de Hoyos. López de Hoyos decidió expulsar al tipo que robaba uvas de la parra. ¡El tipo era un tal Miguel de Cervantes!

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