“El resplandor y La profecía”: dos iconos del cine de miedo

  • El sábado a las 00.00h, la hora bruja en Telemadrid

Hay algo gélido en el aire que corta la respiración. Algo araña las sombras intentando abrirse camino hasta nosotros. Algo que vibra en un susurro apenas audible incluso cuando callamos. Es tiempo de Halloween; y el velo entre nuestro mundo y el otro lado jamás fue más tenue. El momento perfecto sin duda, para dejar que atrocidades del pasado que reverberan en un mismo lugar a lo largo de las décadas, lleguen hasta nosotros en forma de historias para no dormir. Un aterrador programa doble os proponemos esta noche en Telemadrid con dos clásicos incontestables del género.

“El Resplandor”, la icónica película que aunó las fuerzas descomunales de Stanley Kubrick, Stephen King y Jack Nicholson en una producción que es más, mucho más, que la suma de sus partes, es la primera y la enigmática “La profecía”, llegará justo detrás.

La pretensión de Kubrik al abordar esta escalofriante historia sobre una familia que se traslada a un aislado hotel, cerrado por el invierno, cruel como pocos para trabajar en su mantenimiento, y a recibir visitas inesperadas a las que no hace falta prepararles la habitación, fue la de hacer el filme de terror definitivo, como hacía con todos los géneros que abordaba: desde la ciencia ficción a la película histórica. El Resplandor” fue fruto de la diligencia y meticulosidad de Kubrick al que más que pegar sustos porque sí o epatar con lo último en efectos especiales, lo que le interesaba era adentrarse en la psicología de unos personajes perdidos en mitad de la nada a los que el pasado acosa, el presente hiere y el futuro… Del futuro ya hablaremos. Para darles vida, contó con un inmenso Jack Nicholson y con la ahora olvidada Shelley Duvall a la que convirtió en estrella fugaz. No todo el mundo tiene en su filmografía una adaptación de un clásico de la literatura de tal envergadura. Justo, en cuanto acabe su emisión, recibiremos otra película con categoría de mito.

La profecía

La profecía parte de un hecho funesto, quién sabe si orquestado por diabólicas manos. Un niño sin futuro vive ahora en medio del privilegio. Pero a su alrededor empiezan a ocurrir cosas muy extrañas; para empezar no se sabe lo que tiene en la cabeza, y cuando se sabe igual es demasiado tarde. Tres seises, el número de la bestia van a marcar su vida o la muerte de quienes le rodean. Por dos razones; porque no se hizo caso de los avisos, y porque Damian, el anticristo, el que traerá a la tierra el Reino de las Tinieblas está muy bien protegido. Y hasta aquí se puede contar.

La profecía fue un éxito de tal calibre que a Gregory Peck que renunció a parte de su sueldo a cambio de un 10 % de los beneficios, le hizo multimillonario. La química con la siempre espléndida Lee Remick funcionaba de miedo, y el tercero en discordia, el niño Harvey Stephens, se hacía tan bien el inquietante que fue candidato al Globo de Oro. La música de Jerry Goldsmith – que pone los pelos de punta – se llevó el Oscar. El rodaje tuvo sus momentos de peligro, como cuando los monos se abalanzan contra el coche donde se atrincheran los protagonistas. Lo consiguieron llevando a una de sus crías en la parte de atrás. La Remick no lo sabía y se asustó de verdad.

Pero la película está rodeada de un aura de fatalidad. El mismo día y casi a la misma hora los dos aviones en que viajaban Gregory Peck y el productor del film, fueron golpeados por un rayo en pleno vuelo. Peck, además, retrasó un viaje por aire y se estrelló el avión en que tendría que haber ido. En uno de los trayectos hacia el rodaje los actores sobrevivieron a un choque frontal que podría hacer sido fatal. Menos suerte tuvo la novia del encargado de efectos especiales que resultó decapitada en un accidente similar. Hasta los rottweiler atacaron a sus entrenadores sin ningún motivo.