Los aztecas solían celebrar el solsticio de invierno con unas fiestas en las que el plato principal era el pavo.
Cuando los colonos españoles llegaron a México quedaron encantados con esta deliciosa carne que, en el siglo XVI, Hernán Cortés introdujo en España. En un principio, era llamada gallina de las indias y fue muy popular entre la nobleza y el clero español.