Se cumple un año de la mortífera que acabó con la vida de 229 personas pero que afectó gravemente a los domicilios y negocios de miles de personas que vieron cómo el agua acababa con todo a su paso.
Una de las localidades más perjudicadas en Valencia fue Aldaia y su alcalde, Guillermo Luján, que nos ha contado que quedan muchas cosas pendiente de reparación, "especialmente los ascensores" lo que provoca que "mucha gente mayor o con movilidad reducida no pueda bajar habitualmente a la calle": "Genera un confinamiento".
"Hay que recuperar la confianza. La gente, cuando caen cuatro gotas, tenemos pánico, entonces es fundamental que las obras estructurales de los barrancos se planifiquen y se ejecuten lo antes posible; hay pánico, terror y mucho pavor", ha solicitado Luján.
En cuanto a los daños en los inmuebles, hay comercios que "no han podido volver a abrir sus puertas" y personas que "no han podido volver a sus casas", ha detallado el alcalde.