El mal tiempo no acaba con las tradiciones de Semana Santa en España

  • Las dos Esperanzas cierran una Madrugá sevillana, retransmitida por Telemadrid, que no estropeó una llovizna
  • La "rompida" vuelve a estremecer en Calanda (Teruel), un año más

La entrada en sus templos de la Esperanza Macarena y de la Esperanza de Triana ha puesto el broche final a una Madrugá de la Semana Santa de Sevilla, retransmitida íntegramente por Telemadrid, en la que han podido procesionar las seis hermandades a pesar de una llovizna, sobre las 7:00 horas, que ha provocado algunos cambios en recorridos.

Miles de personas se han dado cita en las calles de Sevilla para presenciar el día grande de la Semana Santa de la capital andaluza, que se ha alargado durante casi catorce horas, desde que la hermandad de la Macarena saliera de su basílica a medianoche.

A las 13:15 horas ha entrado La Macarena en su basílica ante la mirada de miles de personas congregadas en los alrededores, mientras que la Esperanza de Triana hacía lo propio pocos minutos ante de las 14:00 en su barrio, también entre multitud de gente y lluvia de pétalos.

Una fina llovizna había sorprendido en plena Madrugá a tres de las cofradías más señeras de la capital andaluza, precisamente las dos Esperanzas y Los Gitanos, que estaban en mitad de su recorrido.

Sobre las 7:00 horas fue cuando el agua hizo acto de presencia, a pesar de las previsiones contrarias, cuando estaban en la calle estas tres hermandades, mientras que El Gran Poder, El Silencio y El Calvario acababan de terminar su estación de penitencia.

A pesar de esta fina lluvia, La Macarena decidió continuar con su recorrido y no ha interrumpido su procesión en ningún momento.

La Esperanza de Triana sí decidió acortar su trayecto de vuelta, después de refugiarse temporalmente en la Catedral de Sevilla, por lo que no ha hecho su paseo por las calles más importantes de Triana y al llegar al barrio se ha dirigido a su capilla, aunque ha llegado a la misma hora que estaba prevista con el recorrido completo.

El que sí acortó el recorrido y el horario fue Los Gitanos, cuyo paso del Señor de la Salud estaba entrando en el recorrido oficial cuando empezó la lluvia e interrumpió su estación de penitencia durante una hora para refugiarse en la iglesia de la Anunciación.

A las 9:00 horas emprendió de nuevo la marcha y finalizó su recorrido más de una hora antes de lo previsto.

La Madrugá ha transcurrido con algo de menos público que en ocasiones anteriores y sin incidentes de importancia, a pesar de que en la Calle Reyes Católicos hubo un amago de carrera sobre las 3:30 horas que fue controlado rápidamente por la Policía.

En total seis hermandades han hecho su estación de penitencia, con más de 12.000 nazarenos entre todas ellas, 12 pasos, 433 costaleros y nueve bandas.

LA 'ROMPIDA DE LA HORA' DE CALANDA (TERUEL)

Un silencio que se deja sentir en los cientos de presentes con sus tambores y bombos, solo interrumpido por el llanto de algún bebé, se apodera de la plaza del Ayuntamiento momentos antes de que el alabardero, a toque de corneta, de la señal para "la rompida de la hora".

Un año más se ha cumplido la tradición en todas las poblaciones turolenses que conforman de la Ruta del Tambor y el Bombo, que cuenta desde 2014 con el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Internacional.

Tracicional tamborrada de Calanda en Teruel

Del silencio se pasa al poderoso estruendo de tambores y bombos, primero acompasados al particular toque de cada población, después cada pequeño grupo tratando de imponer sobre el resto la potencia o calidad de su toque, que seguirán sonando sin descanso por todos y cada uno de los rincones de las calles.

Tal es el silencio que hasta el sonido de la manecilla de los minutos se oye saltar a la hora en punto antes de que las doce campanadas señalen el definitivo cambio de día y el comienzo de la celebración.

Los corazones, que sin saber bien porqué, han ido incrementado sus latidos en los momentos previos, laten casi alocados para afrontar todas las emociones que van a venir por delante.

En muchos casos con el recuerdo presente de aquellos con los que se compartieron muchas horas de toques y ya no están, o bien porque en esta ocasión no han podido regresar de sus habituales lugares de residencia.

Son pueblos en los que muchos tuvieron que encauzar su vida lejos de sus orígenes y los tambores y bombos vividos en su niñez se convierten en la excusa perfecta para poder regresar a ellos al menos una vez al año.

Este 2018, además en localidades como Andorra, Calanda y Alcañiz, todavía está especialmente vivo el recuerdo del asesinato a balazos en diciembre pasado de tres de sus vecinos, dos de ellos naturales de la zona, a manos del serbio Norbert Feher, que durante varios meses campó a sus anchas por la mayoría de estas poblaciones. Unos disparos que muchos de los amigos de unos y otros trataran de apagar, aunque no olvidar, definitivamente imprimiendo la mayor potencia posible a sus toques.

Durante más de 65 horas continuadas, el sonido será continuo, bien a lo lejos bien en las proximidades, pero al ritmo monótono todos acaban acostumbrándose y ninguno echa de menos el necesario descanso nocturno.

La espera de trescientos y pico días, siempre dependiendo de la fecha en la que llega la primera luna llena de primavera, permite mantener viva una tradición que se ha ido traspasando de generación en generación. De padres a hijos y de estos a los suyos, así es fácil ver hasta tres generaciones, e incluso en alguna ocasión más, tocando el tambor o el bombo.

La elección de uno u otro instrumento, aunque en algún caso se trata de mantener la tradición, en la mayoría de los casos es por elección personal.

Los algo más de dos días de toque continuado, no obstante, han empezado algunos meses antes, con los ensayos de fin de semana. Se trata de conseguir el toque más refinado posible o que los más jóvenes puedan iniciarse.

No menos intensas son las horas previas, en las que se trata de dejar en perfecto estado las membranas de bombos y tambores con la tensión adecuada, donde impactarán los mazos y los palillos. También hay que preparar y dejar perfectamente planchadas las túnicas, negras, azules, moradas, en cada localidad de un color, y los terceroles o capirotes, que durante un año han estado a resguardo en los armarios.

Hasta las "manolas" que completamente enlutadas con sus tradicionales mantillas y peinetas acompañarán todas y cada una de las diferentes procesiones con las imágenes que relatan los sufrimientos bíblicos de Jesucristo, su crucifixión, su muertes y su posterior resurrección.

De las nueve localidades que conforman la Ruta del Tambor y el Bombo, siete de ellas, Albalate, Alcorisa, Andorra, Híjar, La Puebla de Híjar, Samper de Calanda y Urrea de Gaén, cumplen el ritual de la "rompida" la medianoche del jueves santo, solo Alcañiz no la realiza, mientras que Calanda, donde Luis Buñuel vio su primera luz e hizo mundialmente famosos sus tambores y bombos, espera al mediodía del viernes para hacerlo.

En esta ocasión, el consejero de Presidencia, Vicente Guillén, ha asistido a la "rompida" en Samper de Calanda, y su homóloga de Cultura, Educación y Deporte, Mayte Pérez, lo ha hecho en Alcorisa.

DANZA DE LA MUERTE EN VERGES (GERONA)

La reivindicación feminista ha llegado también a las procesiones de Semana Santa de las comarcas de Girona, donde una mujer se ha convertido en capitana de la Legión Macedónica de Blanes y dos niñas se incorporan por primera vez a la Danza de la Muerte de Verges.

Danza de la Muerte en Verges (Gerona)

La protagonista en la primera de estas localidades es Magda Gascón, que comandará a los armados que desfilan en estas fechas por las calles, aunque su cargo tendrá una duración de un año.

Por primera vez en Cataluña, según confirma el ayuntamiento, una mujer asumirá el máximo rango al frente de los denominados Manaies, unas formaciones que cuentan con muy poca presencia femenina.

El año pasado, también se produjo un hecho similar en Blanes, pero en aquel caso la capitana sólo estaba al frente de una pequeña facción de legionarios y no de toda la formación, como sucede ahora.

Además, Magda Gascón tendrá entre sus armados a otra mujer, mientras que una tercera forma parte de la banda que acompaña estos desfiles.

A Gascón le parece "mentira que, en pleno siglo XXI, todavía haya quien piense que las mujeres no tienen derecho a hacer cualquier cosa que hacen los hombres" y espera que su ejemplo, "por pequeño que pueda parecer, contribuya a normalizar ésta y otras situaciones".

El sexo no supone concesión alguna en Blanes para las legionarias, que deben cargar con los entre 30 y 45 kilos que pesa la armadura y complementos, todo ello confeccionado con material muy similar al que utilizaban los auténticos armados, con un escudo que pesa entre 9 y 10 kilos.

La elección de la capitana ha atendido a los criterios habituales cada año de antigüedad en la asociación, implicación o asistencia a ensayos y actividades.

La comandancia de las legiones infantiles ha recaído este 2018 también en dos niñas, aunque esta sección cuenta con mayor presencia femenina que la de los adultos.

Dos menores serán igualmente protagonistas en Verges de ese nuevo papel de la mujer en las procesiones de Semana Santa ya que, por primera vez, el cuadro que compone la Danza de la Muerte dejará de ser exclusivamente masculino.

Ambas se han ganado además la posibilidad de repetir el año que viene en esta tradición medieval después de ofrecerse este 2018 para ocupar alguna de las plazas que quedaban vacantes.

Esta procesión está formada por dos esqueletos adultos y tres infantiles que participan de una danza y otros cinco, de los que tres son menores, que acompañan a los otros con antorchas al ritmo de un tamboril.