Habrá más pobreza y hambre si no se lucha contra el cambio climático

  • Si no se frena, el número de pobres podría aumentar entre 35 y 122 millones para 2030, según la FAO
  • España es el tercer Estado de la Unión Europea en el que más creció el riesgo de pobreza o exclusión social en los últimos siete años

El cambio climático ya está afectando a la agricultura y la seguridad alimentaria por lo que, si no se toman medidas urgentes, más millones de personas sufrirán hambre y pobreza, advirtió hoy la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

De no producirse cambios, el número de pobres podría aumentar entre 35 y 122 millones para 2030 en comparación con lo que sería un futuro sin cambio climático, según su informe bienal sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación. La agencia apuntó que la productividad agrícola corre así el riesgo de disminuir y la escasez de alimentos podría elevar drásticamente los precios de estos productos, afectando a las regiones que ya tienen altos índices de hambre y pobreza, sobre todo en África subsahariana.

EN ESPAÑA CRECIÓ EL RIESGO DE POBREZA

España es el tercer Estado de la Unión Europea (UE) en el que más creció la tasa de personas en riesgo de pobreza o exclusión social en los últimos siete años, desde el 23,8 % en 2008 hasta el 28,6 % en 2015, según datos publicados hoy por la oficina de estadística comunitaria, Eurostat. En total 13,18 millones de personas estaban en riesgo de pobreza o exclusión social el año pasado, lo que supone un incremento de 4,8 puntos con respecto a 2008 y sitúa a España por encima de la media europea del 23,7 %.

No obstante, la tasa ha caído si se compara con el 29,2 % (13,4 millones de personas) que alcanzó en 2014. Desde 2008 solo han registrado un aumento mayor que el español Grecia (7,6 puntos más, hasta el 35,7 % de la población) y Chipre (5,6 puntos hasta el 28,9 %). Estas cifras incluyen a todos los ciudadanos europeos que padecen riesgo de pobreza, privación material severa o que viven en hogares con intensidad de trabajo muy baja, que son las tres formas de exclusión analizadas.

En términos relativos España fue en 2015 el sexto país de la UE con mayor riesgo de pobreza o exclusión social. Los Estados con las tasas más altas de la Unión fueron Bulgaria (41,3 %), Rumanía (37,3 %) y Grecia (35,7 %), donde más de un tercio de la población vive en riesgo. Por el contrario, las cotas más bajas se dieron en la República Checa (14,0 %), Suecia (16,0 %), Países Bajos y Finlandia (16,8 % ambos), así como en Dinamarca y Francia (17,7 %).En el conjunto de la UE la tasa se redujo en 2015 al 23,7 % (119 millones de personas) recuperando así los niveles de 2008 después de registrar subidas consecutivas entre 2009 y 2012.

Las Naciones Unidas promulgaron el 17 de octubre como Día para la erradicación de la pobreza en 1993. Desde entonces se ha avanzado mucho: se ha reducido la pobreza más de la mitad, pero todavía sigue habiendo mucho trabajo que hacer. Este año se pone el foco en la pobreza no solo como falta de recursos, sino en todo lo que conlleva.

LA BASE PARA ERRADICAR LA POBREZA

Para evitar esa situación, la FAO llamó a ayudar a los cerca de 475 millones de pequeños agricultores de bajos ingresos con vistas a erradicar la pobreza y el hambre en el mundo, dos de los objetivos que la comunidad internacional se ha marcado para 2030. Entre las formas de mejorar los ingresos agrícolas, el estudio aboga por diversificar la producción integrando, por ejemplo, los cultivos, el ganado y los árboles. Si los recursos son limitados, existe la posibilidad de que se deban crear oportunidades fuera de las explotaciones, con empleos rurales no agrícolas o incluso la migración a las ciudades.

En ese sentido, la FAO consideró necesarias la protección social, la educación y las políticas activas del mercado de trabajo, así como mejores infraestructuras, información climática y acceso al crédito, los seguros sociales y los fondos para el clima.

CONTENER LAS EMISIONES DE EFECTO INVERNADERO

Por otra parte, la organización instó al sector primario a contener las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que una quinta parte de estas son generadas por la agricultura, la actividad forestal y el cambio de uso de la tierra. Se estima que la adopción de prácticas sostenibles en ganadería podría reducir hasta un 41 % sus emisiones de metano, mientras que alternar las acciones para humedecer y secar los arrozales las disminuiría un 45 % en ese otro caso, según el informe. Frenar la deforestación y la degradación de los bosques constituye otra de las prioridades para reducir las emisiones, aunque se necesitarían compensaciones económicas a los agricultores que ven limitada su actividad, añadió la FAO.

Además, la agencia de la ONU pidió transformar otros procesos relacionados con la alimentación como la fabricación de productos agroquímicos, el uso de energía fósil en la agricultura y el transporte, y la elaboración y venta al por menor de alimentos, tratando siempre reducir las pérdidas y los desperdicios. El 94 % de todos los países que se han comprometido a actuar contra el cambio climático incluyen medidas para la adaptación y la mitigación en la agricultura, una de las bases del pacto internacional firmado el año pasado en París.