Vuelta para López Simón, cornada a Fortes y tres avisos a Galván en Madrid

Una solitaria vuelta al ruedo de López Simón, la devolución de un toro a David Galván y una grave cornada a última hora a Jiménez Fortes, resumen la corrida del domingo en Las Ventas.

FICHA DEL FESTEJO

Toros de El Puerto de San Lorenzo, el tercero, sobrero, con el hierro de La Ventana del Puerto, bien presentados y de juego variado. Fueron buenos tercero y sexto; al mansito primero le faltó fuelle; "rajado" el segundo; desrazado el cuarto; y blando e insulso el quinto.

Jiménez Fortes: estocada defectuosa (aviso y división al saludar); y pinchazo y estocada (silencio tras aviso).

David Galván: pinchazo, estocada trasera y doce descabellos dejándose el toro vivo (silencio tras tres avisos); y dos pinchazos, y estocada desprendida y ligeramente atravesada (silencio tras aviso)

López Simón: estocada (aviso y vuelta tras petición); y tres medias defectuosa (ovación).

En la enfermería fue operado Jiménez Fortes de "cornada en pliegue de glúteo derecho con trayectoria de 30 centímetros que contusiona recto, vejiga y uretra hasta cara posterior de sínfisis pubiana. Pronóstico grave. Trasladado a la clínica de la Fraternidad.

La plaza tuvo un tercio de entrada en tarde espléndida.

LUCES Y SOMBRAS

Tarde de contrastes la de la primera corrida de la temporada tras las novilladas celebradas en las Ventas.

A la buena tarde echada por López Simón, le sucedió la cornada de Jiménez Fortes en el sexto en un quite de pundonor y torería, y le precedió los tres avisos para David Galván en el segundo.

Jiménez Fortes sufrió la cornada tras una actuación más que entonada. Muy decidido y más que digno en el que abría plaza de Puerto de San Lorenzo, en una faena en la que equilibró con su entrega la falta de transmisión del toro de Puerto de San Lorenzo.

Cabeza, técnica y mérito, arrimón incluido, definen lo realizado en el cuarto.

El malagueño había dado la cara, pero quería más y fue en el quite en el sexto, no del perdón, sino de la ambición, en el que recibió la cornada, treinta centímetros en el pliegue del glúteo derecho al ser empitonado ya en el suelo.

La buena labor del equipo del doctor García Padros hizo el resto.

Y si David Galván dejó la impronta de su buen concepto y mal manejo de la espada, tres avisos y silencio y silencio, el madrileño López Simón dio una vuelta muy justa en el tercero, sobrero de la ventana, prolegómeno de una buena faena, de oreja, malograda por el mal uso de la espada.

Resumen de una tarde de contrastes y mucha torería.