Sólo una ovación en la decepcionante encerrona de Talavante en Las Ventas

  • Por el deslucido comportamiento de los seis toros de Victorino Martín

Una solitaria ovación ha sido el pobre balance de la decepcionante encerrona que protagonizó hoy el torero Alejandro Talavante con seis toros de la ganadería de Victorino Martín en solitario en la plaza de toros de Las Ventas, en el décimo festejo de la Feria de San Isidro.

El deslucido comportamiento en conjunto de los seis astados del afamado ganadero de Galapagar (Madrid) propició el fiasco en la tarde grande y de mayor expectación del ciclo isidril.

Con lleno de "no hay billetes", se han lidiado seis toros de Victorino Martín, en general de poco juego, para Alejandro Talavante, que obtuvo el siguiente balance: silencio, silencio, ovación tras aviso, silencio, silencio y pitos.

UN RETO HISTÓRICO

Porque Talavante, que afronta su segunda corrida con seis toros en solitario en Las Ventas en toda su carrera (con la de 2009), va a ser el sexto matador que lo haga con seis "albaserradas" de Victorino Martín, una ganadería con la que siempre se ha salido triunfador en las ocasiones anteriores.

El maestro de Villalpando (Zamora), Andrés Vázquez, el primero en afrontar el reto de matar seis "victorinos" en Madrid, le debe mucho a esta casa ganadera, ya que el triunfo que cosechó en 1970 le permitió crecer como torero y relanzar su carrera.

Después del "Nono", sobrenombre con el que se conocía también a Andrés Vázquez, vinieron otros cuatro nombres, cuyas carreras también se vieron disparadas tras asumir idéntico reto:

Francisco Ruiz Miguel lo hizo en 1986; "Niño de la Capea" en 1988; un año después, 1989, fue Roberto Domínguez; y el último hasta la fecha fue Manuel Caballero en 1998.

Todos ellos salieron triunfadores de Madrid, y todos ellos protagonizaron tardes para el recuerdo, que, a día de hoy, siguen aún muy vivas en las retinas de los aficionados que pudieron deleitarse de tales acontecimientos.

Ahora le toca a Talavante, un joven torero con un valor como pocos, con un oficio y una pureza en las formas indiscutibles, y que ya sabe lo que es paladear la gloria en Madrid; pero ahora llega el momento clave en su vida taurina, pues un triunfo le va a consolidar aún más a la cima del panorama taurino actual, mas un fracaso podría ser también un punto de inflexión importante.

La moneda está en el aire, la suerte ya está echada, sólo queda un día para despejar todas las incógnitas. En sus manos está. Que Dios reparta suerte.