Las multas de la DGT aumentaron un 81% desde el comienzo de la crisis

  • El 92% de los conductores ven afán recaudatorio en las sanciones, según un estudio de la Fundación Línea Directa
  • Hombre, experimentado, de 35 a 44 años y reincidente, el perfil del conductor multado

Las multas impuestas por la Dirección General de Tráfico (DGT) han aumentado en un 81,3% desde 2007, año en el que estalló la crisis económica internacional, en tanto que un 92% de los conductores ven un afán recaudatorio y no reeducativo en las sanciones.

Éstas son las principales conclusiones del estudio 'Multas de tráfico, ¿recaudación o reeducación?', elaborado por la Fundación Línea Directa y presentado en una rueda de prensa en Madrid por su director general, Francisco Valencia.

El estudio subraya que la DGT inició alrededor de 16 millones de procedimientos sancionadores a los conductores en el septenio entre 2000 y 2006, cifra que aumentó a 29 millones entre 2007 y 2013, lo que supone un incremento del 81,3%, a pesar del descenso de la movilidad y del estacamiento del parque de vehículos debido a la crisis económica.

No obstante, Valencia indicó que este aumento se debe fundamentalmente a la puesta en marcha del permiso por puntos en 2006, a la inclusión de algunas infracciones como delito en el Código Penal en 2007 y la reforma del procedimiento sancionador en 2009.

La recaudación por multas de tráfico de la DGT se ha incrementado en un 30% desde 2007 en relación a los años anteriores, aunque desde 2012 ha descendido por el descuento del 50% en el pronto pago de la sanción, la menor movilidad y una mayor concienciación de los conductores al volante.

A pesar de que el 60% de los españoles considera que la DGT es la administración que más recauda y sanciona, una análisis de unas 770.000 multas que recibieron los conductores asegurados de Línea Directa entre 2009 y 2014 señala que los ayuntamientos imponen unas 26 millones de sanciones al año (75%), por delante de la DGT (15%) y de otros organismos como el Servei Català de Trànsit o Trafikoa (10%).

Valencia destacó que las sanciones y otras medidas como el permiso por puntos han influido en una reducción del 65% en el número de fallecidos en lo que va de siglo. "Nadie negará que el régimen sancionador tiene un efecto directo en la conciencia, aunque sea de un modo desagradable", agregó.

RANKING DE MULTAS

Las multas más recurrentes son el exceso de velocidad (50%) y por aparcamiento regulado o indebido en las ciudades (38%), seguidas a más distancia del incumplimiento del deber de identificar al conductor en caso de pérdida de puntos, no respetar las señales verticales y saltarse los semáforos, conducir hablando por el teléfono móvil, no haber pasado la ITV y no llevar el cinturón de seguridad.

El perfil del sancionado en España es el de un conductor experimentado, hombre, de entre 35 a 44 años y reincidente (1,2 millones han sido multados más de cinco veces), al que se le impone como media 208 euros de multa.

Según los datos de la Fundación Línea Directa, las jefaturas de Tráfico de Teruel, Cuenca y Girona son las que más sanciones imponen en proporción con el volumen de vehículos que circulan por las carreteras españolas, lo que Valencia justificó en que se trata de "provincias de paso".

Barcelona, Madrid, San Sebastián, Terrasa, Granada, Tarragona, Huelva, Palma de Mallorca, Bilbao y Sevilla encabezan en ranking de ayuntamientos más sancionadores.

AFÁN RECAUDATORIO

Por otro lado, el estudio incluye una encuesta a 1.200 conductores, de la cual se concluye que el 92% afirma que las multas encierran un fin recaudatorio, aunque un 20% considera que contribuyen también a reducir la siniestralidad.

El 70% se acoge a la reducción por pronto pago a la hora de pagar las sanciones, si bien un 8% cree que tiene garantías para reclamar, en tanto que sólo un 11% asegura que los radares se colocan por razones de seguridad y el 85% afirma que los parquímetros tienen un afán claramente recaudatorio.

El 52% de los conductores es partidario de imponer multas de tráfico en función de la renta y casi 8,2 millones defienden la tasa 0 de alcoholemia.