La policía detecta a 4.000 mujeres explotadas sexualmente en tres años

  • El Defensor del Pueblo detecta en su informe carencias y lagunas en la lucha contra la trata
  • La Fiscalía General del Estado denuncia en su última memoria la indiferencia social
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Hoy se celebra el Día Internacional contra la explotación sexual y el tráfico de mujeres y niños.

Según el último Informe del Defensor del Pueblo, en España hay carencias y lagunas en la lucha contra la trata, una deficiente comprensión a las víctimas a las que no siempre se les da la posibilidad de conseguir asilo y refugio.

En los últimos 3 años la policía ha detectado a 4.000 mujeres explotadas sexualmente pero sólo son la punta del iceberg.

¿Cuántas víctimas más podría haber? Según el informe, muchas. Por eso la nueva defensora, Soledad Becerril, denunciaba la ineficacia en la lucha contra esta lacra.

El año pasado, por ejemplo, las fuerzas de seguridad detectaron -en distintas redadas en clubes de alterne, pisos, en la calle o en otras situaciones-, a 14.370 personas que parecían estar en riesgo de ser víctimas de trata.

De ellas, 1.082 fueron finalmente catalogadas como tales. ¿Por qué? Por los indicios que manejan, como que no tienen en su poder su documentación o no tienen control sobre ella; porque no pueden comunicarse con otras personas libremente; porque no tienen libertad de movimientos; porque han sido forzadas a mantener relaciones sexuales; porque están pagando una deuda; porque han sido amenazadas si intentan escapar; porque han sido lastimadas o privadas de comida, agua, sueño, atención médica u otras necesidades vitales...

El número de diligencias previas incoadas el año pasado por delitos de trata de seres humanos (el 92% de ellos con fines de explotación sexual) fue de 64, de las cuales 14 han sido ya archivadas, según datos de la Fiscalía.

Mientras las autoridades buscan la fórmula de luchar contra estos delitos, las víctimas relatan historias de terror y soledad. Como esta: "Me dijeron que tenía que prostituirme. Si no, matarían a mi hija. Me la ponían al teléfono, llorando..."