El Gobierno de Italia apura su plan por posible fuga de 2.380 toneladas de carburante

  • Los trabajos de extracción del combustible del 'Costa Concordia' durarán un mínimo de dos semanas
  • La fuga de combustible añade presión a Italia tras naufragio

La otra gran incertudimbre es qué pasará con el combustible del buque... Casi 2400 toneladas... Por eso el Gobierno italiano decretará en breve el Estado de Emergencia en la zona, de gran belleza en el Mediterráneo y santuario de ballenas, para poder actuar libremente ante las posibles fugas de combustible.

Las autoridades consideran que la nave, con 2.380 toneladas de carburante, es una especie de “bomba” en uno de los entornos más delicados del Mediterráneo.

El ministro italiano de Medioambiente, Corrado Clini, pidió una intervención urgente para evitar el derrame del hidrocarburo que transportaba la embarcación y anunció que decretará estado de emergencia para atender la crisis. “Toda la zona corre alto peligro”, subrayó el ministro, tras recordar que el archipiélago de Toscana es una de las zonas más protegidas de Italia, declarada desde 1996 parque marino y conocida por ser un santuario de ballenas.

El Costa Concordia amenaza con hundirse en el abismo

Las aguas del Tirreno están tan movidas que el crucero "Costa Concordia", naufragado el pasado viernes, ya se ha desplazado nueve centímetros en su vertical y uno y medio en su horizontal, amenazando con deslizarse a un sima de 90 metros en la que quedaría sumergido a cerca de 150 metros de la costa. "La nave habla y esto no es una buena señal", aseguran a los medios los submarinistas que penetran en sus entrañas en búsqueda de desaparecidos y que, para mayor rapidez en las operaciones utilizan microcargas de explosivos para abrir el barco por su quilla.

Al "Costa "Concordia" continúa entrando agua por los 70 metros de apertura de su casco que, como un cuchillo, abrió la formación de rocas conocidas como la isla Scole, cuando trató de navegar sobre ellas a unos 500 metros de la isla de Giglio. Las predicciones meteorológicas no animan a las operaciones de rescate. El jueves se prevé una fuerte marejada y hace temer a los más pesimistas que la nave, inclinada 30 grados sobre su lado derecho, pueda darse la vuelta y hundirse completamente con lo que acabaría toda esperanza de encontrar a alguien vivo atrapado en el barco. "Hacia el abismo", aseguran miembros de la unidad crisis del puerto de la isla de Giglio.

Las rocas de La Gabbinara, que mantienen sujeto en tres puntos al crucero, no son suficientes para su seguridad y estabilidad. Del banco de arena de 37 metros profundidad, el coloso del Mediterráneo podría resbalar hacia un depresión de 90 metros pronta a engullir lo que queda del buque, una posibilidad que haría dificilísimo la extracción del carburante, 2.380 toneladas contenidas en 17 cisternas en la popa. Los helicópteros han sobrevolado la zona y han avistado algunas manchas, que podrían ser de combustible ligero y pertenecer a lanchas locales con lo que se cree que serían de fácil evaporación, según los expertos.

Se trata de una carrera contrarreloj contra el tiempo para sacar el carburante, una operación que podría durar no menos de dos menos de semanas. El ministro italiano de Medioambiente, Corrado Clini, ha pedido a la compañía Costa Cruceros que facilite mañana el plan previsto para vaciar el depósito y en diez días, el programa para sacar la nave del punto en el que se encuentra. La compañía holandesa Smit, que reflotó el submarino nuclear ruso "Kusk" (hundido en agosto de 2000), pretende reflotar y salvar la nave para después remolcarla a un puerto todavía no anunciado. Pero para ello, es primordial sacar el carburante.

Las operaciones a cargo de la compañía holandesa comenzarán la próxima semana pero todo "depende de la estabilidad de la nave", ya que dada la densidad del carburante debe ser calentado antes de extraerlo. Para poder trabajar a 40 metros de profundidad, es necesaria una compleja estructura que incluya una cámara hiperbárica, para la recuperación de los buzos tras las inmersiones, así como un recinto cerrado apoyado sobre una plataforma, en el que los submarinistas puedan permanecer entre 7 y 15 días, y una cápsula móvil que se utilice como ascensor.

Los primeros generadores de calor y los aparatos necesarios para sacar el carburante ya han llegado a la isla. Se trata de conjurar un desastre ecológico cuya envergadura sería no solo para la isla de Giglio, sino para todo el archipiélago toscano. Según los expertos, si la recuperación del carburante se tiene que llevar a cabo bajo el agua, podría hablarse de un desastre ecológico. La zona donde ocurrió la tragedia es muy rica en tesoros paisajísticos y naturales, y hasta sus aguas hospedan un santuario de cetáceos.

En el caso de que el crucero se hundiera completamente también conformaría parte del paisaje marino del archipiélago toscano puesto que pasaría a convertirse en el pecio más grande del Mediterráneo. El lugar del naufragio está protegido desde 1996 al estar dentro del Parque Nacional Archipiélago Toscano.