¿El elixir de la juventud?

  • La sangre joven combate los efectos de la edad en el cerebro de los ratones
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Investigación |Archivo

La sangre joven puede invertir los efectos de la edad en el cerebro de los ratones viejos, como la discapacidad en el aprendizaje, la memoria y las funciones neuronales, según un estudio publicado por la revista Nature.

Un equipo de científicos liderado por Tony Wyss-Coray, de la Universidad de Stanford (EEUU), ha descubierto que la inyección repetida de sangre de un ratón joven de 3 meses de edad en uno de 18 meses puede mejorar sus aptitudes en el aprendizaje y la memoria.

La sangre de un ratón joven combate la "degeneración progresiva de la función cognitiva y las alteraciones en la estructura cerebral" que sufren los ratones envejecidos y que está asociada con la edad, según el estudio.

Los investigadores calentaron la sangre joven antes de inyectarla en los ratones mayores con el fin de alterar su estructura de proteínas, lo que permitió frenar los efectos perjudiciales de la edad en el nivel estructural, molecular y funcional de su cerebro. Esa mejora se produce en parte por la activación de una proteína en el hipocampo, una parte del cerebro importante para la memoria, se explica en las conclusiones.

Estudios anteriores habían demostrado que los factores transmitidos por la sangre de ratones envejecidos podían perjudicar a la función cognitiva de los más jóvenes, mientras que el grado de influencia de la sangre de los jóvenes en los mayores todavía no había sido argumentada.

"Nuestros datos indican que la exposición de ratones envejecidos a sangre joven al final de su vida es capaz de rejuvenecer su plasticidad sináptica y mejorar sus funciones cognitivas", afirmó Wyss-Coray. Para combatir los efectos de la edad, el estudio propone dos estrategias.

Una opción es introducir factores de la sangre de ratones jóvenes en ratones envejecidos para invertir las deficiencias cerebrales propias de la edad, mientras que otra posibilidad es anular los factores que fomentan el envejecimiento para contrarrestar esas deficiencias.

"Ambas estrategias no se excluyen la una a la otra, aunque son necesarias más investigaciones para conseguir una estrategia exitosa para combatir los efectos de la edad", señaló el autor, quien advirtió de que harán falta más estudios para aplicar sus resultados al envejecimiento de los humanos.