El drama de los niños gitanos

  • La policía británica calcula que un niño gitano pidiendo en la calle consigue unos 10.000 euros al mes
  • "Tráfico de niños gitanos" es el reportaje de la BBC que emite el programa Treinta Minutos de esta noche

La policía británica calcula que un niño gitano pidiendo en la calle consigue unos 10.000 euros al mes. Las mafias del Este han encontrado en esta forma de explotación infantil una considerable fuente de ingresos.

"Tráfico de niños gitanos" es el reportaje de la BBC que emite el programa Treinta Minutos de esta noche.

HASTA 400 EUROS DIARIOS

Rastrea en Londres cómo niños de etnia gitana procedentes de Rumanía son las víctimas de una moderna forma de esclavitud de redes de crimen organizado: cada uno de estos niños puede obtener, procedente de la mendicidad, cantidades que oscilan entre los 150 y los 400 euros diarios, ingresos que son derivados, a través de los intermediarios que les explotan, directamente a cuentas bancarias de Rumanía.

“Tráfico de niños gitanos” desvela cómo operan todos los eslabones de una cadena criminal donde los adultos explotadores llegan incluso a disfrazar a los niños de refugiados bosnios musulmanes para despertar la compasión de los londinenses.

El reportero de la BBC John Sweeney ha realizado un seguimiento a varios de estos niños, que son interpelados directamente por el periodista para obtener la verdad: estos niños son extorsionados, obligados mendigar y a pasar hambre para inspirar lástima.

LA CLAVE, EN RUMANÍA

De la mano de la policía londinense que, en coordinación con la policía rumana, ha puesto en marcha la ambiciosa operación “Golf” destinada a desmantelar estas redes criminales, Sweeny llega hasta el final de la madeja: la policía cree que la mayoría de los niños que piden y roban en Inglaterra son llevados allí por hombres procedentes de un pequeño pueblo rumano llamado Tanderei, al sureste del país.

Según los responsables policiales, en Tanderei proliferan los clanes mafiosos que compiten en ostentación construyéndose mansiones de 7, 8, 9 y 10 habitaciones, algunas de ellas de tres pisos, con suelos y cocinas de mármol; esas mansiones proceden de los ingresos que obtienen los pequeños ejerciendo la mendicidad.

Sweeney viaja hasta Rumanía para comprobar si esa línea de investigación es cierta; lo que encuentra supera sus expectativas: avenidas enteras de mansiones ante las cuales hay aparcados decenas de coches de lujo. Un muro de hostilidad y silencio protegen a los jefes de los clanes.