Diez detenidos de más de 60 años por secuestrar, violar y prostituir a una mujer

  • De origen español, rumano, búlgaro, marroquí e iraní
Policía Nacional
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La Policía Nacional ha detenido a diez personas de entre 61 y 69 años, pertenecientes a un "clan de mendigos", por mantener retenida, violar y obligar a prostituirse a una mujer que se acababa de quedar sin hogar y a la que de día explotaban sexualmente en un piso del centro de Madrid para luego dejarla atada de pies y manos en una chabola.

Según ha informado ABC y han confirmado a Efe fuentes policiales, hay diez arrestados por prostitución, violación, amenazas graves, detención ilegal y pertenencia a organización criminal por el trato perpetrado durante dos semanas a la mujer, de 31 años y origen nicaragüense.

Se trata de diez hombres de origen español, rumano, búlgaro, marroquí e iraní. La mayoría tiene antecedentes policiales.

El pasado viernes la mujer logró zafarse de sus captores y paró a una patrulla de la Policía Nacional, que detuvo a sus agresores.

Atada de pies y manos

La mujer se había quedado recientemente sin casa y un hombre mayor le ofreció cobijo en unas chabolas erigidas en la zona de la calle Bailén, actualmente en obras, donde al llegar la violó y le robó sus escasas pertenencias. El resto de personas que allí había no hizo nada para ayudarla.

El hombre y sus compinches la dejaban atada de pies y manos por la noche en la chabola, y de día la llevaban a un piso de la céntrica calle Ballesta para obligarla a prostituirse, bajo amenazas, y se quedaban con el dinero.

Gracias a algún descuido la mujer se escapó y paró, en estado de shock, a una patrulla de los Grupos de Atención al Ciudadano de la Policía Nacional, detallan a Efe fuentes policiales.

Secuestrada y amenazada

Relató que el hombre que la captó en la calle la golpeaba con unos guantes de boxeo para dejarle pocas marcas en la cara y luego la obligaba a maquillarse, y de hecho los agentes encontraron en la chabola los guantes y otros indicios del maltrato, explican la fuentes.

También la amenazaba con destornilladores, martillos y machetes y la mantenía atada con cuerdas a una de las paredes de la chabola.