La conjuntivitis veraniega se puede evitar aumentando la higiene

  • El cloro de las piscinas o el agua salada son irritantes para los ojos y vehículo de infecciónes oculares

Durante el verano, muchos se preocupan por disfrutar del sol, la playa o piscina, pero muy pocos de cómo proteger sus ojos de las enfermedades oculares, como la conjuntivitis, muy común en esta época del año.

El cloro de las piscinas o el agua salada se convierten en enemigos de adultos y niños, pues es irritante para los ojos y se convierte también un vehículo de transmisión de infecciones oculares.

La conjuntivitis es una de las afecciones del ojo que afecta más frecuentemente a niños y adultos, no suele ocasionar graves problemas, ya que generalmente se trata de forma sencilla.

Surge como consecuencia de la inflamación o infección de la conjuntiva, un tejido fino y transparente que cubre el interior del párpado y la parte blanca del ojo. Llama la atención porque la inflamación provoca que los vasos sanguíneos sean visibles al adquirir un color rosado o rojizo.

Además, es bastante habitual que surja una secreción del ojo (legañas) de color blanca, amarillenta o verdosa, lagrimeo excesivo, mayor sensibilidad a la luz, irritación con sensación de tener arena en los ojos y ardor o picor intenso en los ojos. Ante estos síntomas, debemos acudir a un médico especialista, especialmente si sentimos dolor moderado o fuerte o tenemos visión borrosa. Y sobre todo, debemos evitar auto-medicarnos porque podemos agravar el problema.

CONSEJOS PARA EVITARLA

La aparición de la conjuntivitis se puede deber a diversas causas, ya que puede ser alérgica, infecciosa (bacteriana o vírica) o tóxica.

Carlos Grande, Jefe de Oftalmología del Hospital de Santa Cristina, nos da algunos consejos para evitar la conjuntivitis en verano, como usar gafas para nadar y bucear; tanto en la playa como en la piscina para evitar el contacto con el agua.

Evitar tocarse los ojos sin haberse secado las manos o si se ha estado en contacto con el césped o con la arena. Ducharse al salir del agua.

Usar toallas limpias, si es posible a diario, y no compartirlas con otras personas. Procurar no compartir productos cosméticos, como las cremas protectoras solares para la cara. Fuera del agua, ponerse las gafas de sol, tanto para proteger los ojos de la radiación solar, como del polvo, la arena y las partículas en suspensión.