Las cabinas telefónicas seguirán en la calle al menos hasta finales del 2018

  • Una orden ministerial obliga a Telefónica a continuar dando un servicio que le acarrea pérdidas y que es considerado obsoleto por la Unión Europea

Las cabinas de teléfono seguirán formando parte del paisaje urbano de nuestro país al menos hasta finales del 2018. Una orden ministerial obliga a Telefónica a continuar dando un servicio que le acarrea pérdidas, unos 5 millones de euros al año, y que es considerado obsoleto por la Unión Europea, dada la penetración de la telefonía móvil.

En la actualidad practicamente nadie llama desde una cabina, la mayoría de las cuales registran tan sólo una llamada al día.

El primer teléfono público se instaló en Florida Park, en Madrid, en 1928. Entre aquel momento y la actualidad las cabinas telefónicas en las calles de las ciudades proliferaron hasta que su imagen se hizo habitual en el paisaje urbano. Ahora, 90 años después, apenas quedan unas mil y muchas de ellas acusan bastante deterioro. Nadie o casi nadie las utiliza ya en una era en la que el imperio de los móviles es indiscutible.

Las cabinas siguen impertérritas viendo pasar a la gente, aunque su uso y disfrute es ya cosa del pasado. En los 80 eran útiles. Entonces las perras eran pesetas y con el paso del tiempo se volvieron prescindibles.

No obstante, Telefónica tiene que mantenerlas, lo mismo que las guías de teléfono. Muchos madrileños las defienden y quieren que se mantengan porque creen que hay gente que no tiene acceso a un móvil y que sí que usa este servicio público. Los vecinos de Aluche las defienden y aseguran que en su barrio sí se usan. De todas formas el móvil no admite competidores y lo vintage en tecnología tiene sus detractores, aunque hay quien piensa que las cabinas siguen cumpliendo su función.

Por su parte, el Gobierno, que decidió a finales del 2017 obligar a Telefónica a seguir prestando este servicio al menos durante el 2018, estudiará en breve si eliminar esta obligación de lo que se llama servicio universal que obliga a Telefónica a mantener las cabinas.