Obligaban a menores a ejercer la mendicidad en las calles de Ferrol

  • La Policía Nacional ha desarticulado una organización criminal de ciudadanos rumanos
  • Tres de las menores liberadas habían dado a luz recientemente
Policía Nacional
Policía Nacional |Archivo

Agentes de la Policía Nacional han liberado a seis víctimas, cinco de ellas menores de edad, que eran obligadas a ejercer la mendicidad en las calles de Ferrol. Un total de 20 miembros de un clan familiar que retenía a las menores han sido arrestados por delitos de trata de seres humanos y mendicidad de menores, entre otros.

Las víctimas habían sido traídas desde Rumanía bajo la promesa a su familia de contraer matrimonio con un miembro del clan y trabajar en España, logrando así que les cedieran su custodia. Una vez en España, las menores eran verdaderas esclavas para las familias de acogida, debían ocuparse de la casa, los niños y dedicar al menos 8 horas diarias a ejercer la mendicidad bajo durísimas condiciones.

Tres de las menores liberadas habían dado a luz recientemente y eran amenazadas con que venderían a sus bebés si no obtenían mayores limosnas, que los detenidos usaban en adquirir coches de alta gama.

La investigación comenzó a principios del año 2013, cuando trabajadores de los Servicios Sociales del Complejo Universitario Ferrol comunicaron a la Policía Nacional el ingreso en dicho centro de una menor de edad sin acompañar que se encontraba en avanzado estado de gestación. La joven, de 16 años de edad, desconocía totalmente el castellano y parecía estar muy asustada.

En las primeras investigaciones de la Policía, se descubrió que la menor se encontraba a cargo de una familia de origen rumano afincada en Ferrol. El líder de la familia contaba con un acta de declaración notarial rumana concedida por los padres de la niña que autorizaba para que ésta fuera trasladada a España.

PATRIARCA DE 64 AÑOS

Los siguientes pasos de la investigación llevaron a los agentes a averiguar que otras menores de edad a cargo de miembros del mismo clan familiar. También todas ellas estaban dotadas de la correspondiente acta de declaración notarial rumana necesaria para su custodia.

Todos los implicados tenían funciones diferenciadas para la consecución de los objetivos de la organización. El grupo criminal se estructuraba en varias familias, dirigidas y coordinadas por un único hombre de 64 años de edad, a quien recurrían ante cualquier contratiempo y al que obedecían ciegamente.

La actuación coordinada y en grupo de todos los miembros del clan era fundamental para dar mayor credibilidad a sus argumentos. Así conseguían engañar a las familias de las chicas para que les otorgasen la autorización notarial concediéndoles la custodia y poder trasladarlas pasando los puestos fronterizos de España sin ningún tipo de problema.

"ESTAFA SENTIMENTAL"

El engaño se basaba en una especie de “estafa sentimental”. La familia de “acogida” fingía interés en unir sentimentalmente a uno de los varones solteros del clan con la víctima elegida. Toda la organización colaboraba para conseguir el propósito de traerse a la chica a España.

Para ello, y con el fin de lograr la absoluta confianza de los progenitores de ésta, acudían todos ellos a su domicilio, cumpliendo así con las costumbres culturales con este solemne acto. De este modo, bajo la falsa apariencia de una relación sentimental de los varones solteros de la “familia de acogida”, las menores se encontraban en una situación de deuda y de esclavitud para con la familia que las “acogía”, obligándoles a ejercer la mendicidad.

El engaño no sólo era sobre la relación sentimental que las chicas iban a mantener con los varones del clan, sino también sobre la actividad laboral que ambos iban a realizar en España. El clan aseguraba que se dedicaba a realizar trabajos agrícolas o en el sector de la construcción, y así conseguía ganarse la confianza de los padres de las niñas, que les facilitaban la documentación necesaria para poder traerlas y “acogerlas” en nuestro país.

En otros casos, la organización compraba la voluntad de las familias de las niñas con cantidades de dinero que variaban entre dos mil y seis mil euros, como en compensación por llevarse a sus hijas a España, lo que autorizaban sin ningún tipo de consentimiento por parte de las jóvenes.

Por otro lado, este dinero debía ser devuelto a la organización en el caso de que la chica tuviera que ser retornada a Rumanía porque no sirviera para mendigar o su comportamiento no fuese el esperado por su familia de “acogida”.

DURAS JORNADAS DE TRABAJO EJERCIENDO LA MENDICIDAD

Una vez afincadas en nuestro país, las víctimas se encontraban desamparadas. Desconocían el idioma, costumbres o leyes, estaban separadas de sus familias y convivían bajo el mismo techo con desconocidos.

En el momento que llegaban a la localidad de Ferrol y su comarca, eran obligadas a trabajar para las familias que las “acogían” en horarios que abarcaban todo el día, teniendo que cuidar de los niños, preparar comidas para todos los miembros del clan, realizar la compra, así como las labores del hogar etc., además de ejercer la mendicidad durante, al menos, ocho horas diarias.

Las condiciones de vida a las que estaban sometidas las víctimas eran durísimas, siendo constantemente vigiladas por mujeres mayores del clan, que no les permitían en ningún momento quedarse con el dinero obtenido. Además, estas mujeres se aseguraban del total aislamiento de las víctimas, así como de su absoluta dependencia del clan.

VEJACIONES

Todo el dinero que obtenían tenían que entregarlo a los dirigentes de cada familia, siendo el patriarca del clan quien decidía, según las necesidades, si alguna de estas familias debía de dar dinero a otra por no haber recaudado sus chicas lo suficiente. Estos beneficios eran utilizados en la mayoría de los casos para invertir en el mercado automovilístico.

Las niñas eran sometidas frecuentemente a todo tipo de insultos, vejaciones y continuos maltratos, obligándolas a mendigar incluso bajo condiciones climatológicas adversas (lluvia o frío), siendo observadas y vigiladas por los miembros del clan en todo momento desde un vehículo que aparcaban próximo a ellas. Los captores pensaban que cuanta más lástima provocaran en los transeúntes, más dinero obtendrían.

Para ello asustaban a las chicas con la finalidad de retenerlas en la mendicidad y a su disposición, anulando por completo su voluntad.

LIBERADAS SEIS VÍCTIMAS

Las investigaciones realizadas han permitido la liberación de seis víctimas y cuatro hijos de las mismas de entre tres meses y tres años. Además han sido arrestadas 20 personas como presuntas responsables de delitos de trata de seres humanos, mendicidad de menores y pertenencia a organización criminal.

La operación, llevada a cabo por el Grupo VIII de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, la Brigada Local de Extranjería y Fronteras de Ferrol- Naron (La Coruña), ha sido posible gracias a la estrecha colaboración de las Autoridades rumanas, y la coordinación entre la Agregaduría de Interior de las Embajadas de Rumania en España y de en España en Rumania.

En el transcurso de la misma, que ha contado con la participación de 50 agentes, se han realizado seis registros domiciliarios y la Autoridad Judicial ha ordenado la inmovilización de dieciocho vehículos, siendo alguno de ellos de alta gama, y el bloqueo de varias cuentas bancarias.

Además se han intervenido numerosas actas de declaración notarial de Rumanía y diversa documentación personal de las víctimas, mucha de la cual se encontraba bajo llave y que está siendo analizada, cuatro mil euros en efectivo, libretas bancarias, armas blancas, dispositivos electrónicos y terminales móviles de última de generación.