Nebulossa gana el Benidorm Fest con 'Zorra' y representará a España en Eurovisión 2024

  • "Hemos resignificado la palabra zorra", ha celebrado ante una "canción necesaria" la vocalista y coautora del grupo
Nebulossa gana el Benidorm Fest con 'Zorra'  y representará a España en Eurovisión 2024
Nebulossa gana el Benidorm Fest con 'Zorra' y representará a España en Eurovisión 2024 |EFE

Nebulossa ha ganado la tercera edición del Benidorm Fest y será quien represente a España en Eurovisión 2024 con su canción 'Zorra'. El dúo alicantino y su tema 'Zorra' han conquistado el triunfo con un total de 156 puntos, en una final en la que ha hecho suyas las mejores votaciones del jurado profesional y el televoto, por delante de St. Pedro, con 139 puntos, y de Angy Fernández, con 128.

Completan la clasificación Jorge González con 'Caliente', Almácor con 'Brillos Platino', María Peláe con 'Remitente', Sofía Coll con 'Here to Stay' y, el farolillo rojo se lo ha llevado Miss Caffeina, con su tema 'Bla, Bla, Bla'.

El dúo de Ondara (Alicante) formado por María Bas y Mark Dasousa representará así a España en Eurovisión 2024 en mayo en la ciudad de Malmö (Suecia) con este incipiente himno feminista que se ha abierto paso raudo y veloz en una final celebrada en el Palau d'Esports l'Illa de la ciudad que da nombre a esta preselección musical.

"Hemos resignificado la palabra zorra", ha celebrado ante una "canción necesaria" la vocalista y coautora del grupo, que se ha declarado una "superzorra" orgullosa, aún "en shock" por su triunfo cuando ya se sentían "ganadores por lo que estaba pasando con la canción" en cuanto a reproducciones cuando, "más que un grupo emergente", por su edad "son un grupo de emergencia".

En ese sentido, Dasousa ha reconocido que no confiaba en este resultado. "Pensábamos que irían Jorge González o St. Pedro", ha dicho el músico, que ya descubrió para su sorpresa hace solo unos meses que eran seleccionados para Benidorm Fest después de que su compañera remitiera el tema en secreto para probar suerte.

Acusación de "boicot" en las actuaciones

Presentadora del evento junto a Marc Calderó y Ana Prado, Ruth Lorenzo se ha encargado esta noche también de abrir la gala por todo lo alto vestida de novia con una versión del 'Dancing In The Rain' que hace una década la llevó al décimo puesto de Eurovisión.

A diferencia de las dos ediciones previas, la disputa por el triunfo no se presentaba polarizada entre los ganadores de las semifinales, sino como una noche con el artista que mejor puntuación general obtuvo en ellas como gran favorito, St. Pedro, y múltiples candidatos con similares opciones de asaltar ese trono.

El azar quiso que el grueso de los que tenían mayores posibilidades se aglutinaran en la primera mitad de la competición, que ha arrancado con 'Remitente' de María Peláe, sentida reivindicación a favor de la libertad a partir del relato familiar de la artista y con alusiones a fosas comunes.

Inmediatamente después ha llegado el único candidato que la superó en la segunda semifinal con unas valoraciones que lo convirtieron de hecho en el gran favorito de la edición, St. Pedro. Su bolero 'Dos extraños' ha sido la única canción lenta de la final, la más orgánica y carente de adornos escenográficos, salvo por las siluetas espasmódicas de unas bailarinas que no convencieron a muchos.

Con 'Sé quién soy', Angy Fernández ha suscrito su retorno a la música con un diario personal que habla de salud mental, de quererse a uno mismo aunque se sea "un puto desastre" y de abrazar los miedos, algo que ha materializado en una de las imágenes más poderosas de su teatral puesta en escena.

Entonces ha llegado el ciclón Jorge González, el favorito del voto popular en la segunda semifinal, que ha soplado 'Caliente' con fuerzas redobladas para intentar convencer al jurado profesional sobre las bondades del "tour de force" que, con el torso desnudo, despliega sobre el escenario en un claro homenaje al 'SloMo' de Chanel.

En ese pelotón destacado solo faltaba Nebulossa, el dúo vencedor de la primera semifinal, con su "'Zorra' de postal" ambientada en un salón de terciopelo rojo, entre corsés y látex, que el público del Palau d'Esports ha ocupado como un vigoroso coro celebrando este pop de sintetizadores y la conversión del insulto en un objeto de orgullo al grito de "¡Zorra, zorra, zorra!".