Pueden simular a un niño con graves problemas respiratorios y con el los médicos o estudiantes de medicina se acostumbran con multiples variables a reanimarle y salvarle la vida. Otros modelos permiten hacer una completa ecografía y de este modo observar como reaccionan órganos, venas o arterias ante diferentes supuestos. Incluso un estudiante puede ensayar en como obtener una vía de la vena yugular sin riesgo de pinchar la carótida antes de hacerlo por primera vez con un paciente. Son ejemplos de simuladores, como los que se han podido contemplar durante la jornada de simulación médica que ha tenido lugar en el hospital madrileño de La Paz. Allí pediatras como Consuelo Benito aseguran que los simuladores permiten acumular experiencia para afrontar situaciones complicadas de la vida real cuando te encuentras ante un caso de vida o muerte en el que el paciente está en tus manos.
Los simuladores lloran, se quejan, sangran, reaccionan a fármacos. Sin cables, con múltiples sensores y capaces de reaccionar a múltiples estímulos son alta tecnología al servicio de la tecnología. Aunque el precio de una de alta gama puede alcanzar los 250.000 euros, el coste, según afirma Guillermo Closas director comercial de la empresa Medical Simulator, no es muy elevado si se tiene en cuenta lo que "se ahorra el hospital" en formación de sus profesionales.
Juan Vázquez, organizador de la jornada y miembro del departamento de cirugía pediátrica del citado centro, compara la simulación en el campo de la medicina con la que se hace en la navegación aérea. "Si ahora no concebimos a un piloto que maneje un Airbus sin haber pasado por un simulador pronto en la medicina va a pasar lo mismo", ya que permite acumular experiencia en torno a las situaciones que día a día se reproducen en un hospital sin tener la necesidad, como hasta ahora, de conocer el caso real de un paciente.
El Hospital La Paz de Madrid proyecta la creación del primer centro avanzado de Madrid en simulación médica y entrenamiento.
