Grandes ráfagas de viento y nieve interrumpen el tráfico de tierra, mar y aire

El temporal de viento y agua que azota la península ibérica amaina poco a poco a pesar de ráfagas que aún alcanzan los 70 kilómetros por hora, crecidas, inundaciones y desprendimientos que han provocado la interrupción del tráfico por tierra, mar y aire.

Veinticinco provincias de doce comunidades autónomas han registrado hoy alerta naranja o amarilla por nieve, aludes, vientos y temporales costeros, según informes de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que pronostica para mañana alerta roja, de riesgo extremo por viento en las provincias costeras de Galicia.

Siguen cerrados al tráfico rodado los puertos de Somport y Portalet, que unen Aragón con Francia, a través de la N-330 y A-136, así como las carreteras autonómicas A-139, en Llanos del Hospital, y la A-2606, en Panticosa.

Además, las inundaciones existentes en la ribera del Ebro en la provincia de Zaragoza hacen intransitables las carreteras A-127 a la altura de Gallur y la CP-0031 entre Pradilla de Ebro y Boquiñeni.

La nieve afecta a la provincia de Teruel, donde se necesitan cadenas en cuatro tramos de carreteras autonómicas y comarcales en Orihuela del Tremedal y Noguera y en Guipúzcoa, la carretera N-634 permanecerá cortada toda la semana a la altura de Elgoibar, donde un importante desprendimiento de tierra bloquea el camino.

El temporal, que arrecia con mas violencia en el centro de Europa, ha obligado a cancelar dieciséis vuelos del aeropuerto de El Prat, en su mayoría trayectos de conexión entre Barcelona y París, Fráncfort y Múnich.

Barajas, el aeropuerto que sirve a Madrid, ha cancelado trece de los vuelos que había programados hoy con destino a París, Londres y Fráncfort.

Se ha restablecido el tráfico de trenes entre Madrid y Cantabria, tras limpiar de las vías las toneladas de rocas y acumulación de agua arrastrada por el temporal del fin de semana, pero el primer Alvia de la mañana ha salido desde Reinosa, donde se quedó atascado ayer, y no desde Santander, como el resto de los previstos del día.

Por las fuertes precipitaciones de los últimos días, el caudal del río Miño subió cerca de dos metros en las últimas veinticuatro horas, lo que ha provocado importantes inundaciones a su paso por la ciudad de Lugo.

Las crecidas del río han sido las más grandes de la última década, ya que el caudal del Miño no había subido a niveles similares desde 2003, con 4,3 metros en el medidor de la antigua Estación de Tratamiento de Agua Potable (E.T.A.P) de Portomeilán, y cerca de los 5 metros de las extraordinarias crecidas de 2000.

La del Ebro será de larga duración, y se espera que el río mantenga caudales altos durante los próximos dos días, y una altura por encima de los siete metros.

Según la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), los caudales máximos se situarán entre los 2.000 y 2.200 metros cúbicos por segundo desde Castejón (Navarra) hasta Mequinenza (Zaragoza).

Como resultado de las lluvias de esta semana se han almacenado hasta el momento 33 hectómetros cúbicos en el embalse del Ebro, con un 65,4 % de su capacidad total.

Con 4.896 hectómetros cúbicos de los 7.490 que pueden albergar en su totalidad, el agua embalsada supera ya la cifra del pasado año y el promedio de los años 2008 a 2012.

Los desbordamientos de los ríos han inundado explotaciones agrícolas, principalmente cereales, viñedo y alfalfa en comunidades como Aragón, Navarra, Galicia y Andalucía.

Los fuertes vientos del fin de semana, con rachas de hasta 100 kilómetros por hora, han tronchado arboles y dañado invernaderos.

El sector agrario empieza hoy a valorar los daños y se espera que se declare el temporal como catástrofe natural, para recibir la cobertura de los seguros.

En Huelva, los invernaderos ya estaban preparados para la recogida de la fresa y en Tudela (Navarra) se teme que los desbordamientos del Ebro perjudiquen especialmente las explotaciones de brócoli, alcachofas y coliflor.

Se han registrado daños en los cítricos de Córdoba, flor cortada y hortícolas de invernadero en el Bajo Guadalquivir de Sevilla y Cádiz, y los subtropicales de Alora (Málaga), aguacates y chirimoyas de la costa granadina, algunos invernaderos de Almería y fincas de olivar de Jaén.

Se han perdido también naranjas en la Vega del Guadalquivir, donde la campaña de recogida iba con cierto retraso, y hay daños en las explotaciones freseras de Cartaya, Lepe y La Redondela.

El cereal de A Limia y las viñas de Ribeiro figuran entre los sectores más afectados de las provincias gallegas, a lo que se suma los cortes de fluido eléctrico que paralizaron la recogida de leche de las explotaciones lácteas.

El viento ha causado además la caída de olivos en los municipios extremeños de Guareña, San Pedro de Mérida, La Zarza y Zalamea de la Serena.