Expertos británicos detectan tejido cerebral fosilizado de un dinosaurio

Expertos británicos detectan tejido cerebral fosilizado de un dinosaurio
Tejido cerebral fosilizado de un dinosaurio |Telemadrid

Un grupo de expertos de la Universidad de Cambridge ha detectado el primer ejemplo conocido de tejido cerebral fosilizado de un dinosaurio.

Los investigadores identificaron ese tejido en un "guijarro marrón" que fue hallado por un buscador de fósiles en el condado inglés de Sussex hace más de una década, según un comunicado del centro académico.

Los científicos creen que la cabeza del dinosaurio muerto quedó enterrada en barro en la parte más profunda de un pantano, lo que ha contribuido a su buena conservación.

Con el tiempo, los tejidos se mineralizaron, pero el espécimen conservó elementos distintivos como las meninges -la membrana protectora que rodea el cerebro- y algunos capilares.

El espécimen probablemente procede del "Iguanodon", que vivió hace 133 millones de años, y en él se aprecian similitudes con los cerebros de los cocodrilos y las aves actuales.

El experto Alex Liu, de la Universidad de Cambridge, indicó en la nota que "las probabilidades de preservar tejido cerebral son increíblemente pequeñas, así que el hallazgo de este espécimen es sorprendente".

La importancia del descubrimiento fue reconocida por primera vez por el fallecido profesor de la Universidad de Oxford Martin Brasier, que codirigió la investigación antes de perder la vida en un accidente de tráfico en 2014.

El recolector de fósiles Jamie Hiscocks, que descubrió el estudiado en una playa cercana a Bexhill-On-Sea en 2004, indicó que siempre creyó que tenía "algo especial".

"Me di cuenta de que había algo extraño en su conservación, pero la preservación de tejido cerebral no se me pasó por la cabeza", admitió.

Hiscocks recordó además que el malogrado Martin Brasier "se dio cuenta de su relevancia potencial desde el principio, pero no fue hasta años después cuando se advirtió su verdadera importancia".

Por su parte, el experto David Norman, de la Universidad de Cambridge, que trabajó con Brasier en el espécimen, señaló que el tejido cerebral se había conservado en un entorno muy ácido, con bajos niveles de oxígeno.

"Lo que creemos es que este dinosaurio en particular murió dentro o cerca de una masa de agua y su cabeza terminó parcialmente enterrada en el sedimento del fondo", explicó Norman.

El experto añadió que, puesto que el agua "tenía poco oxígeno y era muy ácida, los tejidos blandos del cerebro se preservaron probablemente y fueron expulsados antes de que el resto del cuerpo quedara enterrado en el sedimento".