Benedicto XVI: "El día esperado ha llegado pronto porque así lo ha querido el Señor

  • El Pontífice asegura que Karol Wojtyla ayudó a los cristianos de todo el mundo

Benedicto XVI ha recordado, durante la homilía de la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II, que "hace seis años" los cristianos se encontraban en la Plaza de San Pedro para celebrar los funerales de Juan Pablo II y que, ése día, "el dolor por la pérdida era profundo, pero más grande todavía era el sentido de una inmensa gracia que envolvía a Roma y al mundo entero". "El día esperado ha llegado pronto porque así lo ha querido el Señor. Juan Pablo II ya es beato", ha dicho con emoción.

La frase ha sido respondida con multitud de aplausos y vítores de los cientos de miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro y las calles adyacentes. Poco antes, el Pontífice subrayaba que "ya aquel día", el 8 de abril de 2005, se percibía "el perfume de su santidad" y que "el pueblo de Dios manifestó de muchas maneras su veneración hacia él". En este sentido, ha subrayado que, por eso, ha querido que, "respetando debidamente la normativa de la Iglesia", la causa de su beatificación "procediera con razonable rapidez".

Ante muchos peregrinos de nacionalidad polaca, también ha recalcado que "con su testimonio de fe, de amor y de valor apostólico, acompañado de una gran humanidad, este hijo ejemplar de la nación polaca ayudó a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos" y también "ayudó a no tener miedo a la verdad, porque la verdad es garantía de la libertad". "Nos devolvió la fuerza de creer en Cristo", ha destacado.

"CON LA FUERZA DE UN GIGANTE"

Durante la homilía, que ha sido respondida con aplausos en numerosas ocasiones, ha subrayado que "aquello que el Papa recién elegido pedía a todos" aquél 22 de octubre de 1978, cuando pronunció las palabras "No temáis, abrid las puertas a Cristo" él mismo "lo llevó a cabo en primera persona". Así, el Pontífice ha destacado que el Papa polaco abrió "la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos" a Cristo "con la fuerza de un gigante".

Asimismo, Benedicto XVI, que fue durante años uno de los grandes colaboradores de Juan Pablo II, ha agradecido a Dios "por la experiencia personal que le concedió, de colaborar durante mucho tiempo" con el Papa polaco.

"Ya antes había tenido ocasión de conocerlo y estimarlo, pero desde 1982, cuando me llamó a Roma como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, durante 23 años pude estar cerca de él y venerar cada vez más su persona", ha añadido el Pontífice.

EJEMPLO DE ORACION

Benedicto XVI ha puntualizado que "la profundidad espiritual y de sus intuiciones sostenían su servicio". El Pontífice ha reconocido que siempre le ha impresionado y edificado "el ejemplo de su oración" porque Karol Wojtyla "se sumergía en el encuentro con Dios, aún en medio de las múltiples ocupaciones de su ministerio".

Después el Papa ha recordado los últimos años de enfermedad de Juan Pablo II y ha declarado que Dios "le fue despojando lentamente de todo" y ha destacado que "su profunda humildad" le permitió "dar al mundo un mensaje más elocuente, precisamente cuando sus fuerzas físicas iban disminuyendo".

EN EL TERCER MILENIO

Según ha precisado el Papa, el mensaje principal de Karol Wojtyla fue que "el hombre es el camino de la Iglesia y Cristo es el camino del hombre" y que "con este mensaje, Juan Pablo II introdujo al pueblo de Dios a atravesar el umbral del Tercer Milenio, que gracias precisamente a Cristo, él pudo llamar umbral de la esperanza".

Asimismo, el Papa ha afirmado que Juan Pablo II invirtió "la carga de esperanza que en cierta manera se le dio al marxismo y a la ideología del progreso" y "la reivindicó legítimamente para el cristianismo, restituyéndole la fisonomía auténtica de la esperanza, de vivir en la historia con una existencia personal y comunitaria orientada a Cristo".

El Papa ha recordado que el beato Juan Pablo II dedicó a la Divina Misericordia este domingo, el segundo de Pascua, y que "por ello se eligió esta fecha para la celebración de hoy" porque su predecesor "entregó el espíritu a Dios precisamente en la tarde de la vigilia de esta fiesta".

Además, el Pontífice ha destacado que este domingo "es también el primer día del mes de mayo, el mes de María y es también la memoria de San José Obrero". En opinión de Benedicto XVI, estos tres elementos "contribuyen a enriquecer la oración" y ayudan a los cristianos "que todavía peregrinan en el espacio y en el tiempo".