La Basílica de Natividad de Belén entra en la lista de Patrimonio en Peligro

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El Comité del Patrimonio Mundial incluyó hoy, en trámite de urgencia, la Basílica de Natividad en Belén en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro de la Unesco.

La decisión fue adoptada por trece votos a favor, seis en contra y dos abstenciones, informó el Comité en Twitter.

Ésta ha sido la primera vez que la Autoridad Nacional Palestina, aceptada como miembro pleno derecho en la Unesco en diciembre de 2011, solicita la inclusión de un sitio palestino en la Lista del Patrimonio Mundial.

Los palestinos pidieron su inscripción urgente debido a la degradación del conjunto arquitectónico.

"Belén, su Ciudad Vieja y sus iglesias fueron víctimas de ataques militares israelíes deliberados en 1977 y nuevamente entre 2001 y 2002", señalaron las autoridades palestinas en una carta abierta al Comité.

Según las autoridades palestinas, la inclusión de la Basílica de Natividad en la lista de la Unesco garantizaría las necesarias medidas para su restauración.

Con anterioridad, el órgano consultivo que preexaminó la candidatura para su inscripción en la lista del Patrimonio Mundial se pronunció en contra de que su examen se realizara en trámite de urgencia.

Al ser miembro de pleno derecho de la Unesco solo desde diciembre, Palestina no pudo utilizar los canales habituales para presentar su primera candidatura.

Según el comunicado de la Unesco, la Basílica de la Natividad fue incluida en al Lista del Patrimonio en Peligro debido a que sufre "infiltraciones de agua".

El sitio incluye también conventos e iglesias latinas, griegas, ortodoxas, franciscanas y armenias, así como campanarios, jardines en terraza y una ruta de peregrinación.

La Basílica de la Natividad se encuentra a 10 kilómetros al sur de Jerusalén sobre la gruta donde la tradición dice que nació Jesús.

La fachada principal es como una muralla con sus contrafuertes, en la que destaca una diminuta y angosta puerta de acceso (1,2 metros de altura) que obliga a los visitantes a agacharse y que en la antigüedad permitía una mejor defensa y evitaba que los jinetes pudieran penetrar en el templo.

El lugar donde los cristianos veneran el nacimiento de Jesús es una gruta de forma rectangular, de 12,50 metros de largo, 3,50 de anchura y 3 de altura, ennegrecida por el humo de las lámparas que los barbudos monjes greco-ortodoxos mantienen siempre encendidas.

Desde las Cruzadas, partes de la iglesia pasaron a ser propiedad de las comunidades ortodoxa griega, ortodoxa armenia y católico romana.

El cuerpo principal de la Basílica, incluida la nave, los pasillos el "katholicón" (el coro y el santuario), el crucero sur y el Altar de la Natividad en la gruta pertenecen a la Iglesia ortodoxa griega.

La Iglesia latina (católica romana) tiene la propiedad exclusiva del Altar de la Adoración de los Reyes Magos en el área de la Gruta de la Natividad, conocida como "la Gruta del Pesebre".

La Iglesia latina conserva también la propiedad de la estrella de plata debajo del adyacente Altar de la Natividad, con la inscripción "Hic de Virgine Maria Jesus Christus Natus Est" ("Aquí, de María virgen, nació Jesucristo").

Precisamente, en 1847, el robo de esta estrella de plata motivó la Guerra de Crimea (1853-1855) entre la Rusia ortodoxa, protectora de los greco-ortodoxos del Imperio otomano, contra Turquía, Francia, Piamonte y Gran Bretaña.

Los franciscanos, que habitan de manera casi ininterrumpida en Belén desde 1347, poseen a un lado de la Basílica de la Natividad el convento y la iglesia de Santa Catalina, que sirve principalmente para las necesidades de la comunidad católica local de rito latino, minoritaria entre los cristianos de Tierra Santa.

Tanto los armenios como los latinos tienen derecho de paso y de procesión en la nave.