Unas 8.000 llamas iluminan el Manzanares

Madrid está de fiesta. Anoche ocho mil llamas de fuego alumbraron la rivera del Manzanares.

El espectáculo "Noches de fuego sobre el río" se estrenó ayer y lucirá hasta el domingo al caer la noche.

Nenúfares luminosos, esferas de hasta cuatro metros de diámetro e inmensos tulipanes metálicos hicieron las delicias de los que se acercaron hasta allí.

El río Manzanares se iluminó este viernes, 13 de mayo, gracias al espectáculo 'Noches de fuego sobre el río', de la compañía francesa Carabosse, que mantuvo más de 8.000 llamas encendidas en las márgenes, puentes, jardines y sobre el curso del río, entre el Puente del Rey y el Salón de Pinos.

De 21.30 a 00 horas, esta nueva zona de la capital adquirió un aspecto mágico gracias a las 8.000 luces --realizadas a base de carbón, velas, tubos y potes de barro, o incluso prendas de ropa--, que se colocaron sobre estructuras metálicas con diferentes formas.

En concreto, se propuso un 'mapa' de estructuras de agua sobre el agua en el que se incluyeron esferas flotantes de cuatro o dos metros de diámetro que contendrán 56 recipientes de fuego; tulipanes de cuatro metros de altura, nenúfares, pequeñas estructuras con ocho recipientes de fuego y ancladas al fondo del río, y una gran máquina flotante con un diámetro de trece metros y siete brazos articulados con nueve recipientes de fuego cada uno.

Por otro lado, se instalaron una serie de hamacas en los márgenes del río para que el público pudiera disfrutar del ambiente creado por las llamas y el sonido. En esta zona, los visitantes fueron guiados por una serie de personajes que también manipularon elementos de fuego. Del mismo modo, el espacio entorno al río estuvo decorado con elementos que invitaron al público a sumergirse en el ambiente cálido de estas luces.

Se trata de una de las propuestas más sugerentes de toda la programación de San Isidro, una bella perspectiva que invitará a los ciudadanos a pasear con calma, a dejarse llevar por el efecto hipnótico de la instalación, a sentarse en los columpios o a disfrutar de la música.