Barajas recupera la normalidad y los controladores van masivamente a trabajar

El aeropuerto de Barajas ha recuperado hoy la normalidad, con una masiva presencia de los controladores convocados al trabajo y la salida de numerosos vuelos, aunque la cancelación de algunos y los retrasos en otros han generado momentos de tensión.

Los controladores del Centro de Control de Madrid, situado en la localidad de Torrejón de Ardoz, se han incorporado de manera casi unánime al turno de tarde, ya que de los 63 trabajadores previstos lo han hecho 62, según datos facilitados por AENA.

Por los que respecta a la torre de control del aeropuerto de Barajas, han acudido a sus puestos diecinueve de los veinte convocados.

En el turno matinal se habían presentado a trabajar al centro madrileño 68 de los 71 controladores previstos, según fuentes de AENA.

Los datos de este ente público apuntaban que hasta las 14.00 horas se habían operado 414 de los 1.021 vuelos programados para toda la jornada en el aeropuerto madrileño.

REGULACIONES

En cuanto al estado del tráfico, la Agencia Europea para la Seguridad en la Navegación Aérea ha informado de que hay varios sectores aéreos de Madrid con regulaciones.

Según sus datos, los más afectados son los del área de Toledo y Zamora, que registran gran afluencia de tráfico, por lo que se generan retrasos, que se prolongarán, al menos, hasta las 21.00 horas.

La necesaria reordenación del listado de vuelos con salida o destino a España es una tarea complicada que se ha llevado por delante algunos, que han tenido que ser cancelados.

Ya desde primera hora de hoy se agolpaban en los mostradores de Barajas numerosos pasajeros a la espera de poder volar tras sufrir cancelaciones ayer o el viernes, así como los que tenían billete para salidas programadas este domingo.

SATISFACCION

El ambiente era de mayor tranquilidad y había satisfacción entre numerosos pasajeros por la decisión del Gobierno de decretar ayer el estado de alarma para obligar a los controladores a ocupar sus puestos de trabajo.

No obstante, había quien lamentaba que esa medida no fuera adoptada antes.

"Tenían que haberles plantado cara antes, porque se veía venir lo que podía ocurrir", decía un vitoriano que pretendía volar a Nueva York: "los controladores se creen una casta superior y no atienden sus responsabilidades".

Las colas eran largas en las oficinas de atención al cliente de las compañías, en las que los pasajeros explicaban su situación y exigían soluciones que no siempre llegaban.

El tiempo de espera para ser atendidos les servía para criticar a los controladores, que en su opinión integran un colectivo "privilegiado" e "insolidario".

Entre las anécdotas que se han vivido en el aeropuerto está el uso por parte de los afectados más cansados de los adornos de Navidad que ha puesto AENA en el techo de la T4, grandes cartones rojos con forma de regalos, abetos y estrellas, a modo de "colchón".

Los trabajadores de las tiendas que hay en la zona de salidas de la T4 han agradecido "la relativa vuelta a la tranquilidad", después de una jornada ayer que también fue "complicada" para ellos, ya que por un lado tuvieron que atender a "una avalancha" de personas en la zona de facturación, y por otra perdieron dinero porque los locales que tienen en la zona de embarque estuvieron cerrados.

Las cafeterías de la empresa Raesa dejaron de ingresar buena parte de los previsto por el mismo motivo.

Las dependientas del local de estética y Spa que hay junto a los mostradores de facturación de la T4 han relatado a Efe que algunas personas se ducharon allí tras llevar horas en el aeropuerto y no saber cuándo volarían o podrían volver a sus casas.

Una vendedora de la ONCE explicaba que ayer vendió más cupones de lo habitual, ya que había gente que al deambular por la terminal y ver su puesto se animaba a probar suerte "para ver si podía comprarse otras vacaciones más afortunadas".

TENSION

Tras dos días de caos, el control de la situación en el espacio aéreo español se reflejaba esta tarde en el aeropuerto de Barajas, aunque algunos pasajeros esperaban aún a ser reubicados en vuelos que les permitieran llegar a su destino.

En los mostradores de información de AENA, los empleados señalaban que los problemas habían mermado en comparación con el sábado y que las mayores dificultades se centraban en encontrar plazas para los viajeros que se habían quedado sin poder volar entre el viernes y el sábado, sobre todo al extranjero.

Este era el caso de un grupo de viajeros colombianos que llevaban en el aeropuerto de Barajas desde el viernes y que se quejaban de la falta de una reacción apropiada por parte de Iberia, la aerolínea que usa la nueva terminal T-4 junto a otras compañías de la alianza One World.

"No nos han dado ni información, ni hotel, ni agua ni comida", denunciaba uno de los afectados, que ha estado dos veces, sin éxito, en lista de espera para vuelos a Bogotá.

Otra pareja de colombianos, que cogía por primera vez en el año vacaciones, criticaba que llevaba 34 horas en el aeropuerto, de las cuales 12 horas se las había pasado saltando de cola en cola para obtener información y una solución.

Todos afirmaron en declaraciones a EFE que entienden que "los controladores, como trabajadores, tienen derecho a reclamar mejoras en sus condiciones laborales pero no a chantajear a un país".

En cambio, un grupo de jubilados que viajaban a Palma de Mallorca con el IMSERSO arremetieron contra el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero por no haberse anticipado a la reacción de los controladores aéreos.

"La culpa es de las dos partes", señaló una afectada, que sin embargo destacó el buen trato recibido del IMSERSO, que les ha proporcionado alojamiento y manutención desde el viernes.

A las 19.00 horas las colas en los mostradores de facturación eran las habituales en todas las terminales del aeropuerto de Barajas, después de que por la mañana todavía se registraran algunas aglomeraciones ante los problemas de las aerolíneas para reubicar a los pasajeros.

Tampoco había incidentes en los controles de seguridad ni especial actividad en las cafeterías, que aseguran no haber dado a basto en los últimos dos días, ni en las tiendas del aeropuerto.