30 Minutos: Expulsados del Paraíso de los Amish

La aparición de una familia disidente dentro de la comunidad Amish, uno de los grupos religiosos más tradicionales, homogéneos y estrictos de Estados Unidos, supone una de las situaciones más complicadas y embarazosas que puedan darse.

Hace un año, Treinta Minutos emitió el reportaje "Problemas en el Paraíso de los Amish", un insólito documental de la BBC que describía precisamente eso, el enfrentamiento de la familia conformada por el matrimonio de Ephrain y Amanda y sus hijos con el resto de su comunidad Amish; en aquella ocasión, el reportaje mostraba sus dudas, sus discrepancias y su ansia de aperturismo en el seno del grupo religioso donde nacieron; la encrucijada era clara: aceptar las inflexibles tradiciones y reglas de los Amish o abandonar su comunidad y vivir su sentimiento cristiano y su fe al margen del grupo.

Optaron por este segundo camino. Un año y medio después, Ephrain y Amanda, vuelven a ser protagonistas de un segundo documental de la BBC, titulado "Expulsados del Paraíso de los Amish", donde se enfrentan a dificultades muy superiores a las que podían imaginar cuando sentían y pensaban como Amish.

Ephrain y Amanda, aún siendo más "liberales" que el resto de sus familiares y amigos Amish a quienes han decidido abandonar, se enfrentan a un contraste brutal al salir al mundo exterior. Como si fueran unos nuevos Adán y Eva, se enfrentan a un mundo para el que no estaban preparados: un mundo donde el respeto a la tradición no tiene cabida, un mundo -desde su punto de visa- donde el pecado, el egoísmo, el materialismo, las prisas, el culto a las nuevas tecnologías, la ausencia de normas y el ateísmo son valores en alza frente a la espiritualidad y obediencia que anteriormente regían sus vidas como Amish.

Ephrain y Amanda, al igual que Elsie y Jesse, otra de las parejas disidentes protagonistas del reportaje "Expulsados del Paraíso de los Amish", se encuentran desubicados y atónitos en un entorno que no es el suyo; por lo pronto, los dos cabezas de familia deben ganarse la vida; pero, como siguen teniendo determinadas restricciones respecto a lo que, según su fe, pueden o no pueden hacer para trabajar, sus oportunidades no son las mismas que las que tendrían otros hombres de su edad.

Todo lo hacen distinto: desde comprar un coche a negociar un trato, acudir a un hospital o educar a sus hijos. Ya no son Amish en las formas pero lo siguen siendo en el fondo. Y además está el problema añadido de cómo vivir su fe: ambas familias disidentes acaban por integrarse dentro de Charity, una comunidad evangelica que, aún siendo muy tradicionalista, desde la perspectiva de sus padres Amish, no sino una peligrosa secta que el diablo ha puesto en su camino para apartarles de la verdadera fe.

"Expulsados del Paraíso de los Amish" explica las dificultades de integración de los disidentes en un mundo en el que tampoco encajan. Por ejemplo: la hija pequeña de Ephrain y Amanda ha desarrollado leucemia. Ellos preferirían lograr su curación por medio de la oración y la fe; sin embargo, el Estado de Pensilvania les obliga a que mediquen a la niña con quimioterapia.

Es un ejemplo más de hasta qué punto las cosas pueden complicarse. Otro ejemplo: su deseo de extender su fe en Cristo. Antes, cuando eran Amish, su reglas de fe se basaban en la humildad, en la lectura de la Biblia y en la oración en comunidad. Ahora, fuera del Paraíso Amish, siente la necesidad de comunicar al mundo el Evangelio; el conflicto surge cuando Ephrain lo hace en público, a voz en grito, en la calle, a la salida de los supermercados, en las ferias, donde advierte a sus conciudadanos con admoniciones apocalípticas de los peligros del pecado. Un comportamiento así nunca hubiera sido consentido dentro de la comunidad Amish, donde el proselitismo no se concibe, sino desde el ejemplo silencioso, la sencillez y la resignación.