Quintana vio un mosso armado, escuchó dos disparos y cayó herida

  • Perdió un ojo por una pelota de goma en la huelga general en Barcelona

Ester Quintana, la manifestante que perdió un ojo por una pelota de goma en la huelga general del 14 de noviembre de 2012, ha relatado hoy ante el tribunal que vio bajarse a un mosso armado de un furgón antidisturbios, escuchó dos disparos y de forma "inmediata" recibió el impacto que la dejó sin visión.

Quintana ha declarado en la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona contra un subinspector y un escopetero de la unidad antidisturbios de los Mossos, acusados de disparar la pelota de goma que la dejó ciega de un ojo cuando regresaba a casa tras la manifestación por la huelga general.

La manifestante ha relatado ante el tribunal que en el paseo de Gràcia de Barcelona, donde cayó herida, no había ningún tipo de altercado, sino que la gente se retiraba "tranquilamente" de la protesta, hasta que llegaron grupos de personas corriendo procedentes de zonas conflictivas y, seguidamente, varios furgones de los antidisturbios a gran velocidad.

"La sensación era de miedo", ha evocado Ester Quintana, que asegura que optó por cruzar la acera del paseo de Gràcia de Barcelona al percibir una "situación peligrosa" cuando vio detenerse varios furgones de los Mossos, de uno de la cuales bajó un agente "con un arma" -grande, ha especificado con un gesto de las manos- con el vehículo aún en marcha.

"Me giré para ver si veía a Lluís (su compañero), lo vi a él y a los policías y entonces recibí el impacto", ha relatado Quintana, que ha añadido que escuchó dos detonaciones procedentes de la zona en que estaban los agentes -"pum, pum", ha dicho- y de forma "inmediata" cayó al suelo herida. "Lluís, me han dado. No veo", avisó Ester Quintana a su compañero, al que preguntó "¿tengo ojo?" y recibió un "no lo sé" por respuesta.

Quintana, que tras caer herida fue atendida por un guardia urbano y después trasladada al Hospital de Sant Pau de Barcelona en ambulancia, ha sido operada en seis ocasiones del ojo izquierdo y es posible que se le someta a otra intervención quirúrgica del derecho para que ambos resulten más parecidos, ya que el lesionado ya no soportaría más reconstrucciones.

INVALIDEZ PERMANENTE

La manifestante, que el año pasado fue indemnizada con más de 260.000 euros por la Generalitat, aunque Interior sigue sin admitir que el 14N se dispararan pelotas de goma, ha explicado que el Departamento, que en 2012 dirigía Felip Puig, no se puso en contacto con ella hasta que su sucesor, Ramon Espadaler, fue nombrado conseller.

Según su relato, el conseller le llamó por teléfono y le dijo que le sabía "muy mal" lo que le había sucedido, pero que su "posición institucional" le impedía decirlo públicamente. Cuando, después de Espadaler, Jordi Jané asumió la consellería de Interior, también llamó por teléfono a Quintana, se reunió con ella personalmente y le pidió disculpas.

Además de las secuelas estéticas que arrastra, la mujer ha explicado que tiene problemas para respirar, para calcular las distancias y las profundidades -lo que le dificulta un gesto cotidiano como llenar un vaso de agua-, además de que se golpea a menudo en la parte izquierda de la cabeza.

Quintana ha estado en tratamiento psiquiátrico a raíz de los hechos y ha permanecido de baja 562 días, hasta que finalmente se le ha concedido la invalidez permanente.

DISPAROS EN UNA ZONA EN LA QUE NO HABIA ALBOROTO

Después de Ester Quintana han declarado ante el tribunal siete testigos, amigos de la manifestante que la acompañaban el 14N, así como vigilantes de seguridad y conserjes de edificios próximos al lugar de los hechos, quienes han coincidido en que los antidisturbios efectuaron disparos en la zona -desconocen si de salvas o con munición- pese a que no había alborotos.

Los vigilante de seguridad y conserjes han explicado que, unos veinte minutos antes y a unos metros del lugar en que Quintana cayó herida, vieron varios furgones antidisturbios desplegarse por el paseo de Gràcia.

Según los testigos, los furgones de los Mossos d'Esquadra se apostaron en distintos chaflanes del paseo, los agentes bajaron a toda velocidad de los vehículos y efectuaron varios disparos, lo que provocó que la gente arrancara a correr en varias direcciones y que algunas personas se refugiaran en los portales de edificios cercanos.

La Fiscalía pide dos años de cárcel para los dos mossos, a los que acusa de un delito de lesiones imprudentes, mientras que la acusación particular, ejercida por la abogada Laia Serra, solicita nueve años, al considerar que la actuación policial fue más grave dado que los agentes asumieron el riesgo de lesionar a un transeúnte cuando dispararon.

Por su parte, las defensas de los agentes, representados por las abogadas Olga Tubau y Lidia Lajara, asumen que Quintana resultó herida en una actuación policial, pero basan su estrategia en sembrar dudas sobre cuál de los agentes desplegados aquel día en la zona fue el autor del disparo.