Prisión para los 3 yihadistas de Vallecas "disponibles para cometer atentados"

  • Fueron detenidos en el Puente de Vallecas y la Cañada Real
  • La célula contaba con un cuarto integrante que huyó a Marruecos

El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha enviado a prisión a los tres presuntos yihadistas detenidos en el Puente de Vallecas y la Cañada Real, al considerar que, según la investigación, formarían parte de "una red radical operativa en España" vinculada a Estado Islámico (DAESH) que estaba "disponible para cometer atentados terroristas".

El magistrado, que les ha tomado declaración este jueves, ha dictado tres autos en los que decreta el ingreso en prisión provisional, comunicada e incondicional de Yassin El Mourabet, Abdessadek Essalhi y Walid Oudra por los delitos de participación activa en organización terrorista o realización de actividades de captación y adoctrinamiento para incitar a incorporarse a organización terrorista.

El juez señala que los integrantes de este grupo, de edades comprendidas entre los 26 y los 29 años y de origen marroquí, estaban dispuestos, además de a cometer atentados terroristas, a "cumplir con un extenso catálogo de actividades complementarias que igualmente sustentan la estrategia global de la organización terrorista islamista denominada DAESH".

UN CUARTO INTEGRANTE

La célula contaba con un cuarto integrante, Mostafá Dahouti, que se encuentra en paradero desconocido desde que el pasado 18 de julio se trasladara a Marruecos y no regresara a España. Tenía una estructura muy jerarquizada, a cuyo frente se situaba El Mourabet, que captó a Essalhi y mantenía reuniones con él "tanto en los propios domicilios como en las improvisadas mezquitas que han ido fabricándose en la Cañada".

A su vez, Essalhi actuaba como "maestro religioso y espiritual" de Oudra, quien manifestaba "una intensa dependencia psicológica" hacia su consejero.

Durante su proceso de adoctrinamiento, tanto Essalhi como Oudra fomentaron su "aislamiento y alejamiento del mundo exterior, el odio acérrimo contra los enemigos del Islam y su voluntad de pasar al combate del lado de los mujahidines" amparados en lo que denominaban la "Apocalípsis Divina".

De esta manera, desde el 18 de octubre pasado, según el juez, habrían "aceptado como real una espiral apocalíptica" que justificaría, según ellos manifiestan "de forma clara, expresa e inequívoca", la comisión de "acciones contra la vida de otras personas". Estos actos los iban a cometer tras "el conjunto de signos" del fin de los tiempos, que ya habría comenzado, según ellos, con la sequía del lago de Tabrias, en Palestina.

AMIGOS DE FACEBOOK EN DAESH

Según los autos, El Mourabet "mantiene y ha mantenido contactos", a través de las redes sociales, con al menos cinco miembros de DAESH, entre ellos Ayoub El Khazzani, detenido en Francia como presunto autor del atentado ocurrido el pasado 21 de agosto en un tren que viajaba entre Amsterdam y París.

En una conversación intervenida por la policía, El Mourabet decía que le habían "cargado el muerto" a su "amigo" Ayoub. Tras la detención de éste, el detenido en Madrid cerró su perfil en Facebook.

Además, mantuvo contacto con otros cuatro perfiles de Twitter que se atribuyen a miembros de Estado Islámico: Mohamed Chaoui, Mohamed Amin El Aabou, Bilal Wahabi y Moha Mohe. Este último se encontraba en Irak y colgaba en las redes imágenes en escenarios de combate en las que aparecía armado, vestido con uniforme militar y luciendo la barba salafista propia de los integrantes de esta organización.

En su propio perfil de Facebook, en el que desde 2012 incluyó referencias a al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, El Mourabet publicó el 15 de junio de 2013 un vídeo en el que describía el ataque sufrido por una joven musulmana de 16 años por llevar el 'hiyab'. "Te juro que cuando lo he visto, uff, hubiera deseado tenerle delante, le mato...", escribió en árabe y en castellano.

LAS VICTIMAS DE LOS ATENTADOS, "¡QUE SE JODAN!"

En relación con Abdessadek Essalhi, el juez considera que ejerció labores de "captación, adoctrinamiento y manipulación" sobre un conjunto de jóvenes que se encontraban bajo su tutela y con quienes, tras pasar unos "filtros de confianza", se reunía a altas horas de la madrugada en la vivienda de la calle Embajadores, en la que habitaba el huido Mostafa Dahouti.

Essalhi fue identificado en el entorno de tres mezquitas del centro de Madrid, en las que destacó por su "extremado rigorismo" en la concepción del Islam.

De hecho, en las conversaciones telefónicas mantenidas el pasado junio con su suegra, se le podía escuchar dirigiendo la expresión "`qué se jodan!" a las víctimas de los atentados cometidos ese mes en Kuwait, Túnez y Lyon (Francia). También calificó de "criminales" y de "guarra" a una pareja de jóvenes marroquíes que había visto besándose poco antes en un autobús.

"De verdad `¡qué criminales!, no tienen vergüenza, la está allí besando en el autobús, es una guarra", le dijo a su suegra por teléfono, mientras que en otra conversación le describió a un grupo de jóvenes españoles de fiesta que ese día se había encontrado en el metro: "`Maldita su raza, qué asco! Ya no les trago, les odio".

"TRABAJAR DE CAMARERO ES PECADO"

La forma en la que Essalhi logró "dirigir la voluntad" de Oudra y "condicionar su manera de concebir su entorno y valores vitales más básicos" se manifiesta en que éste le llegó a pedir permiso para ponerse a trabajar como camarero y éste se lo impidió. "Ese trabajo es pecado porque hay que servir alcohol y eso esta prohibido", le dijo.

Tras romper con su pareja y quedarse sin trabajo, Oudra vivía encerrado en una vivienda situada en el número 40 de la calle Mantuano, en el barrio de Prosperidad. "Este mundo ya no tiene ningún valor para mí", le decía a su maestro tras decir que salir al balcón le daba "pánico" porque desde él veía a "chicas desnudas".

También le contaba las reuniones que un grupo de musulmanes que practicaban el sufismo realizaban en un local ubicado bajo su casa. A los asistentes, según el auto, les sometió a vigilancias, llegando a seguirles "cuando finalizaban".

En conversación con su discípulo, Essalhi señalaba que los sufistas son "criminales" y que sus prácticas eran "demoníacas". "Hay que lapidarlos, me metería con un palo y les partiría..., hacen ofrendas a Satanás, que dios les maldiga", le decía. "Les voy a tirar una granada... van a ser víctimas", contestaba Oudra.

El alumno también manifestó su deseo de "abandonar el mundo real", al que calificaba de "cárcel", y "hacer la transición al lado de Dios" para que sus pecados fueran perdonados y se limipiara su alma. En otra ocasión, Essalhi le animó a desplazarse a algún lugar en conflicto para "liberarlo", para lo cual Oudra le pidió "un bazoca".

"Mejor con la espada para que haya sangre", apuntaba el consejero. "Sí, sí, sangre, como en la guerra civil", le replicaba éste en referencia al conflicto de Siria.